Petters Group, afincado en Minnesota, adquirió Polaroid hace tres años con el propósito de rentabilizar una marca célebre que le permitiría competir con una gama de dispositivos electrónicos, desde reproductores de DVD hasta televisores planos. La nueva impresora Zink (zero ink significa sin tinta) es su primer producto que retoma el concepto original de la fotografía instantánea: en menos de un minuto, a un coste de 30 céntimos, entrega una foto de 5 por 7,5 centímetros.
Esta impresora lleva el nombre de la empresa segregada de Polaroid para explotar sus patentes y proseguir la actividad de I+ D. Su tecnología tiene dos componentes: la impresión térmica y un nuevo tipo de papel, en el que está la clave del invento. No usa tinta, sino que contiene tres capas de un material cristalino amorfo - una cadena de átomos de carbono- que se solidifica y colorea al combinarse sus estructuras moleculares mediante la absorción de energía. Como saben los aficionados a la fotografía, cada color del espectro visible reacciona a diferente temperatura, por lo que Zink obtiene su resultado activando cada píxel individual con un barrido de pulsos térmicos.
El 87% de los teléfonos móviles que se venden en el mundo incorpora una cámara digital, pero sólo el 12% de las fotos se imprimen, lo que se debe a la ausencia de soluciones portátiles. Según un estudio de la consultora Infotrends,Digital imaging lifestyles,los jóvenes serían más proclives a transmitirlas a través de sus móviles si la tarifa fuera más baja; mientras esto no ocurra, imprimirlas será el mejor modo de compartir y preservar su memoria visual en el ecosistema digital. En este contexto, de banalización de la imagen, se espera una gratificación inmediata, y esta implica que ha de ser portátil.
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