Sin embargo, el estudio también indica que los proyectos turísticos y de investigación, que conllevan una fuerte presencia humana en lugares poblados por monos, han suprimido de manera sustancial la caza furtiva ejercida sobre los chimpancés. Las vidas de chimpancés salvadas por este efecto protector sobrepasan en número a las que se han cobrado las enfermedades introducidas entre ellos por los humanos.
Desde hace mucho, se viene sospechando sobre la introducción de enfermedades respiratorias por parte de los humanos en áreas donde los monos en estado natural han permanecido en estrecho contacto con las personas, pero éste es el primer estudio en diagnosticar al agente de la enfermedad y en cuantificar su impacto sobre la población de chimpancés.
En el estudio, se empleó un enfoque multidisciplinario que incluyó ecología del comportamiento, medicina veterinaria, virología y biología poblacional, para rastrear la introducción de enfermedades humanas en dos comunidades de chimpancés en el Parque Nacional Tai en Costa de Marfil, donde los investigadores comenzaron a habituar a los chimpancés a la presencia humana en 1982.
Los análisis de muestras de tejidos tomadas de chimpancés, que murieron en una serie de epidemias que se remontan hasta 1999, dieron positivo a dos virus respiratorios humanos que contribuyen de manera importante a la mortalidad infantil en los países en vías de desarrollo, y que circulan también por otras naciones. Cepas virales extraídas de los chimpancés resultaron estar estrechamente relacionadas con cepas epidémicas actualmente en circulación en poblaciones humanas en regiones tan alejadas como China y Argentina, sugiriendo ello una introducción reciente desde los humanos hacia los chimpancés. Los autores de la investigación también emplearon observaciones clínicas y análisis demográficos para inferir que epidemias respiratorias similares pueden datar de fechas tan lejanas como 1986.
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