Un equipo de investigadores estadounidenses pertenecientes al National Institute of Standards and Technology (NIST) y a la Universidad de of Colorado han demostrado que en el futuro se podrá utilizar una luz láser para detectar enfermedades al instante, con poco más que apuntarla al aire espirado por los pacientes.
Pese a que no ni mucho menos es la primera vez que se señala la posibilidad de que esta aplicación se desarrolle en el futuro, el informe que acaba de ser publicado en Optics Express (revista de la Sociedad Óptica de América) apunta a una variante de la espectroscopía láser, el llamado "peine de frecuencias", utilizado sobre un espacio cerrado.
Está técnica, desarrollada por los científicos John L. Hall y Theodor W. Hänsch -y que les valió el premio Nobel de Física en 2005-, permite estudiar cómo reaccionan entre sí la luz de láser y la materia sobre la que se emite, y localizar de esa manera los compuestos químicos que la forman.
En busca de biomarcadores
Como señalan los autores del estudio, hasta la fecha se han identificado hasta 1.000 compuestos químicos diferentes en la respiración humana, moléculas de distinto origen y que, a menudo, permiten identificar qué procesos se están produciendo en el interior del cuerpo humano.
De hecho, varias de esas moléculas se han asociado ya de forma clara a enfermedades específicas, y su detección permitiría adelantar el diagnóstico mediante un sencillo test. Son los llamados biomarcadores, y se espera que en el futuro se identifiquen muchos más.
Los científicos reconocen que otros sistemas, como la espectrometría de masas o las llamadas narices electrónicas, han arrojado resultados esperanzadores en este mismo campo, pero tienen bastantes desventajas, como el hecho de que necesiten grandes instalaciones en el primer caso, o su falta de precisión a la hora de distinguir moléculas concretas, en el segundo.
Aplicando dicho peine de frecuencias a una cavidad, en la que se hizo exhalar a varios voluntarios, los científicos fueron capaces de identificar las trazas de amoniaco, monóxido de carbono y metano en su respiración. Una sencilla prueba que les sirvió para identificar las diferencias entre fumadores y no fumadores, y para anticipar el desarrollo futuro de esta tecnología.
Noticia publicada en ADN (España)