Es común decir que la “química” interviene en la selección de pareja y que los olores ejercen una atracción sexual irresistible, pero ¿hasta dónde?
Ana Lilia Cerda Molina y Leonor Estela Hernández López, del Instituto Nacional de Psiquiatría de la SSA, buscan responder tal interrogante a través del estudio de los potenciales efectos emocionales y neuroendócrinos de las feromonas en humanos.
El papel de estas sustancias químicas ha sido bien documentado en muchas especies de insectos, peces, reptiles y mamíferos, en las cuales actúan como señales transmisoras de información sobre disponibilidad sexual, entre otras funciones.
Sin embargo, su función en nuestra especie aún no está clara, por lo cual las científicas del área de Etología (comportamiento animal) del Departamento de Neurociencias de esa institución evaluarán, con apoyo del psicólogo Claudio de la O y el médico Ricardo Mondragón a un grupo muestra de jóvenes mexicanos.
El proyecto es novedoso porque busca reproducir las condiciones naturales en las que se da la atracción sexual y no exponer a los individuos a compuestos químicos aislados, como se ha hecho en Europa y EU.
La idea es exponer a los participantes (20 varones) a los olores de mujeres en edad reproductiva durante las fases fértil y premenstrual del ciclo ovárico. Ellas portarán parches de algodón en las axilas, por ser regiones donde se agrupan más glándulas apócrinas (se encuentran en la piel y la mama, entre otras zonas), y deberán emplear jabón neutro para su aseo personal y descartar el uso de perfumes o anticonceptivos.
“Proponemos hacer evaluaciones en diferentes fases del ciclo porque la concentración de los compuestos químicos depende de las hormonas sexuales. Durante la ovulación, donde hay más producción de estrógenos, esperaríamos una mayor respuesta de los varones, contrariamente a lo que podría suceder en la fase premenstrual”, prevé Ana Lilia Cerda.
Entretanto, si los hombres son sensibles a dichos compuestos químicos, tendrían cambios en la concentración de tetosterona, la que medirán en saliva las investigadoras, por ser un método más práctico que los análisis en sangre u orina.
“Ahora hacemos exploraciones piloto para definir el método más sensible para medir la concentración hormonal en saliva. Y el psicólogo está perfeccionando el test que aplicará para determinar si los olores evocan algún cambio emocional que se correlacione con los cambios hormonales, explica Leonora Hernández”.
Noticia completa en El Universal (México)