La lamprea, un pez considerado como un fósil viviente, podría contener las claves sobre los inicios evolutivos del sistema inmune, según un estudio de la Universidad de Alabama en Birmingham (Estados Unidos). La investigación, que se publica en la edición digital de la revista Nature Immunology, muestra que este pez podría encontrarse entre las primeras formas de vida en las que evolucionó un sistema inmune adaptativo.
La lamprea tiene una forma similar a la anguila y se alimenta de la sangre de otros grandes peces a los que se fija a través de su boca. Los investigadores han identificado células inmunes que producen anticuerpos en estos peces, cuya anatomía se ha mantenido prácticamente inalterada durante los últimos 360 millones de años.
Las células inmunes, llamadas plasmacitos, se encuentran en grandes proporciones en las agallas y riñones de los peces y muestran marcas distintivas de especificidad a antígenos. Estos resultados sugieren que los plasmacitos representan células B ancestrales que proporcionan inmunidad a las lampreas.
Los investigadores, dirigidos por el científico Max Cooper, muestran que los plasmacitos sólo responden a azúcares específicos o patrones de proteínas que se encuentran en múltiples repeticiones, como se podrían encontrar sobre la superficie de microbios.
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