Agua color turquesa rodeada de arena fina, sombra de palmeras a lo largo de muelles donde parten kayaks y veleros, buceadores bajo el agua templada... esta descripción típica de alguna playa caribeña corresponde en realidad a una piscina de 80.000 m2, la más grande del mundo, situada en la costa chilena.
Con un kilómetro de largo, ocho hectáreas de superficie y 250 millones de litros de agua salada en su interior, las múltiples bahías que conforman la piscina más grande del mundo -según el libro de récords Guinness- crean una línea costera alternativa en el balneario chileno de Algarrobo (a 95 kilómetros al oeste de Santiago).
La piscina recorre de extremo a extremo el complejo habitacional San Alfonso del Mar, de diez edificios, previsto para albergar 1.000 familias, y está separada del océano Pacífico tan sólo por una franja de playa de 100 metros.
Algarrobo es considerada la capital náutica del país y alberga yates de gran calado para navegación en alta mar y pesca deportiva. Pero desde los once muelles de madera de la piscina los tripulantes de veleros y kayaks hacen su propia aventura navegando por las aguas de este pequeño mar reservado solamente para los habitantes del condominio y sus invitados.
La latitud sur de las playas chilenas y las corrientes marinas hacen que el agua del Pacífico sea sumamente fría, por lo cual no es extraño que los bañistas prefieran el baño en la piscina, que en promedio tiene una temperatura superior en diez grados celsius.
El bioquímico y empresario chileno Fernando Fischman inventó el concepto de "Crystal Lagoons" para lograr el diseño de esta mega piscina, cuya primera dificultad -que le llevó diez años resolver- fue desarrollar una nueva tecnología bioquímica que permitiera depurar volúmenes ilimitados de agua.
Según Crystal Lagoons Corporation, la tecnología desarrollada usa 100 veces menos productos químicos que los métodos tradicionales para limpiar piscinas y ya se encuentra patentada en todo el mundo.
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