En concreto, los autores muestran cómo la activación del factor de transcripción CREB aumenta la excitabilidad neuronal, lo que favorece el fenómeno de potenciación a largo plazo, considerado por la comunidad científica el sustrato físico de la memoria.
El trabajo, cuyas conclusiones aparecen publicadas en "The Journal of Neuroscience", también concluye que la activación excesiva de CREB en el cerebro tiene un efecto negativo en la memoria, porque propicia la degeneración neuronal debido a un exceso de excitabilidad de las neuronas. Este exceso deriva en ataques de epilepsia cuando la activación es prolongada.
La investigación, realizada en ratones, ha sido liderada por el equipo que dirige el investigador del Instituto de Neurociencias Ángel Barco y ha contado con la colaboración del doctor Eric Kandel, de la Universidad de Columbia de Nueva York (EEUU).
Barco detalla la principal conclusión del estudio: "El trabajo comprueba que el aumento de la actividad del factor de transcripción CREB incrementa la excitabilidad de las neuronas del hipocampo, la región del cerebro responsable de la memoria".
CREB tiene, por tanto, un papel crucial en la plasticidad neuronal, es decir, en la capacidad de las neuronas para modular o cambiar sus propiedades y la fuerza de sus conexiones con otras neuronas para responder a estímulos externos y favorecer, así, los procesos de aprendizaje y formación de recuerdos. "El hallazgo más interesante de nuestro estudio radica en que CREB interviene en el desarrollo de la plasticidad neuronal cuando se trata de aprendizaje y recuerdo a largo plazo", apunta el director del trabajo.
Barco ejemplifica esta última idea: "No es lo mismo memorizar un número telefónico para marcarlo inmediatamente que aprenderlo para usarlo de forma habitual o retener en la memoria un recuerdo con un alto componente emocional. CREB sólo actúa en estos dos últimos procesos".
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