78.000 toneladas y 223 metros de eslora son palabras mayores, y la respuesta debe ser acorde al reto. Alrededor de 800 personas -de las 1.500 que deambulan a diario por el astillero- trabajan en tres turnos para botar el "Cristóbal Colón", la draga más grande del mundo. No todos pertenecen a La Naval. La desmesura del proyecto obliga a contar con media docena de contratas -especialistas en acero, armamento, instalaciones eléctricas, andamiaje, transportes...-, y más ahora, cuando el compromiso de CNN de reflotar la compañía pasaba por reducir la plantilla a una tercera parte.
Fuentes de la empresa señalan que el reto planteado es doble. «Por una parte, el desafío económico. Hemos tenido que conseguir una financiación nada menos que de 260 millones de euros, que sale del mercado interbancario, porque no abundan las entidades que asuman un riesgo de semejante calado. «Cuando estábamos debajo del paraguas público, era otra cosa. Pero ahora nos tenemos que buscar la vida en el sector privado. ¿Con qué aval? Nuestro buen hacer».
La otra gran dificultad es de carácter técnico. La capacidad de succión de la draga es descomunal y le permite trabajar a 142 metros de profundidad mediante las bombas instaladas en sus brazos. Basta con darse una vuelta por el armazón de dimensiones ciclópeas que se levanta en la grada para comprobar la complejidad hidráulica del ingenio, un dédalo casi imposible de mamparos, tuberías y válvulas; una ciudad volcada sobre las nueve tolvas donde se depositarán los fangos del fondo marino.
La construcción del buque va viento en popa. La botadura se producirá en mayo, apenas con el motor y la red de tubos de bombeo, aunque no se entregará al armador Jan de Nul hasta febrero de 2009. Durante esos nueve meses habrá que habilitarlo con todo el aparataje técnico y acondicionar el espacio donde trabajarán -y vivirán- sus 46 tripulantes. El proceso se completará con la instalación de grúas, la puesta a punto y un periodo de pruebas no inferior a dos meses. Lo entregarán limpio como la patena y a falta sólo de un lazo.
En La Naval sostienen que el encargo no es fruto de la casualidad. «Sestao es, hoy por hoy, el mejor astillero del mundo en construcción de dragas. Somos un referente, al menos mientras no se metan los chinos en el sector». El gigante asiático es amo y señor del mar en el segmento de petroleros, cargueros y gaseros. «Lo mismo te hacen quince barcos seguidos», apostillan desde la compañía.
Una vez construida, la draga viajará a Dubai para tomar parte en el último proyecto faraónico en el que se han embarcado los jeques de los Emiratos Árabes, construir un paraíso de islas artificiales sobre los fondos del Golfo Pérsico, un imán turístico llamado a ser la quintaesencia del lujo, la residencia de las mayores fortunas del mundo. Aunque no acaban ahí las utilidades del barco, entre otras la construcción de puertos o la recuperación de playas en zonas que hayan sufrido desastres naturales.
La draga "Cristóbal Colón" no es el único pedido que maneja La Naval, aunque sí el más importante. A la reciente entrega del gasero Knutsen a Repsol se suman los tres cargueros de 80 metros construidos para Murueta, así como el "fall pipe" especializado en abrir y tapar zanjas para cableado submarino y extraer minerales a 1.700 metros de profundidad. El astillero ya trabaja en el corte de chapa de este último proyecto, aunque la puesta de quilla no se producirá hasta abril de 2008. Así las cosas, la carga de trabajo está garantizada para casi cuatro años.
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