El trabajo, cuyas conclusiones aparecen publicadas en la revista científica "Cerebral Cortex", aporta nuevos datos para desentrañar los mecanismos subyacentes al aprendizaje y la memoria, ha informado la Universidad Pablo de Olavide en un comunicado.
Según han explicado en la nota los investigadores, existen multitud de genes involucrados en los mecanismos del aprendizaje, y los resultados obtenidos en esta investigación avanzan en el conocimiento sobre una de las piezas necesarias para la construcción del puzzle de los procesos neuronales que forman el aprendizaje y la memoria.
La pieza de este proceso descubierta por estos expertos es el receptor metabotrópico mGluR1, que, según los resultados del trabajo, interviene en mecanismos relacionados con el aprendizaje en una determinada región del hipocampo.
Se trata de un receptor de glutamato, la sustancia química que libera la mayoría de las neuronas al comunicarse entre sí, mediante unos diminutos contactos denominados sinapsis.
El glutamato, que actúa como un neurotransmisor excitador, activa diversas clases de receptores, entre ellas los metabotrópicos.
Según explica la nota, hasta el momento se conocía que los receptores metabotrópicos participan en múltiples funciones neuronales, como el desarrollo del sistema nervioso, la producción de nuevas neuronas o la regulación de la eficiencia sináptica.
Precisamente, los autores analizaron el papel de mGluR1 en la regulación de la eficiencia sináptica para comprobar si el receptor participaba en los procesos de memorización.
Dos de los investigadores, Agnes Gruart y José María Delgado, descubrieron en 2006 que el aprendizaje en ratones puede mejorar la eficiencia de las conexiones neuronales en el hipocampo en el ratón despierto.
A partir del protocolo determinado en ese estudio, el equipo integrado por los investigadores de la UPO y del Instituto de Neurociencias de Alicante quisieron comprobar los cambios de eficiencia de los contactos entre neuronas durante el proceso de aprendizaje de ratones sin mGluR1.
Los investigadores explican que el resultado fue que "mientras que los ratones no manipulados aprendían sin dificultad y mostraban cambios en la eficiencia de los contactos entre neuronas durante el proceso de aprendizaje, los ratones alterados genéticamente no aprendían y sus sinapsis no presentaban cambios".
Noticia publicada en Terra (España)