Aunque un individuo no sea consciente de la percepción, las neuronas premotoras del cerebro detectan siempre el estímulo externo y éstas se localizan en zonas profundas de la corteza cerebral.
Es la conclusión de un estudio realizado por Gustavo Deco y Mar Pérez, de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea) y la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México. Las conclusiones de su trabajo se publican en el último número de PNAS.
Una de las principales conclusiones es que este proceso "que se creía tan elemental y que incluso se asociaba con un procesamiento físico a un nivel puramente sensorial, es mucho más cognitivo de lo que se pensaba", ha explicado Deco a Diario Médico.
En los trabajos experimentales realizados por el equipo mexicano se demuestra que las neuronas que realmente detectan el estímulo (que lo hacen consciente) están en zonas bastantes profundas de la corteza: son zonas que realizan tareas cognitivas como la toma de decisiones. Por el contrario, las neuronas de entrada al procesamiento cortical (la corteza somatosensora) codifican el estímulo externo siempre, incluso cuando el sujeto no lo percibe.
"Es decir, el correlato neuronal de la percepción sensorial de un estímulo externo (detección) está en neuronas de la corteza premotora". Además, el análisis teórico permite investigar el correlato computacional de este correlato neuronal. La principal conclusión es que la tarea de detección es una tarea de toma de decisiones que se computa como un fenómeno de transición por ruido entre dos estados biestables del sistema neuronal dinámico. Según Deco, "es como tirar una moneda para decidir si las evidencia físicas externas nos llevan a pensar que hay algo presente o no".
A partir de los datos experimentales se ha realizado el análisis teórico de la percepción para saber cómo se da este acontecimiento a través de su correlación computacional. Este descubrimiento es un precedente importante para comprender el mecanismo cerebral de la detección de los estímulos externos en los seres vivos.
Sobre las posibles aplicaciones, Deco especula que podría estar relacionado con ciertas enfermedades neuropsicológicas. Por ejemplo, el síndrome de negligencia en terreno visual, que impide a quien lo padece actuar o responder ante un estímulo que se presenta contralateral a una lesión cerebral sufrida.
Noticia publicada en Diario Médico (España)