La idea de usar la realidad virtual para el tratamiento de estos problemas, se concibió por primera vez en noviembre de 1992 en el Human-Computer Interaction Group de la Clark Atlanta University y, desde entonces, las aplicaciones se han ido desarrollado rápidamente.
Verónica Guillén explica que ellos empezaron en 1997 con un casco de realidad virtual , el cual ya hace tiempo dejaron a un lado y ya han pasado a que el paciente directamente se coloque delante de una pantalla.
Guillén cuenta que empezaron con tratamientos sencillos como claustrofobia (miedo a lugares cerrados), miedo a volar... y luego a otros más complejos como pánico y agorafobia (miedo a lugares abiertos) y la imagen corporal en trastornos alimentarios.
Los últimos casos en los que han comprobado la efectividad del empleo de la realidad virtual ha sido en tratamientos más complejos como estrés postraumáticos (atracos, violaciones...).
Verónica Guillén destaca que un programa de este tipo suele durar de 6 a 8 sesiones y que el precio por sesión ronda los 70 euros.
Noticia completa en 20 Minutos (España)