No sabemos por qué hay gente que nos cae mal. Otras veces somos nosotros los que no conseguimos agradar. Y hay personas que no caen bien a casi nadie. ¿Por qué ocurre? La primera impresión es la más importante porque causa en el cerebro, de manera instintiva, rechazo o agrado. No obstante, hay pautas para mejorar.
A menudo, después de conversar un par de minutos con alguien que acabamos de conocer llegamos a la conclusión de que esa persona tiene algo que no nos gusta sin saber explicar el motivo. Pues bien, eso que llamamos primera impresión resulta tener más valor del que creemos.
Cuando hablamos con alguien, sólo una pequeña parte de la información que obtenemos de esa persona procede de sus palabras. Los investigadores estiman que entre un 60% y un 70% de lo que comunicamos lo hacemos mediante el lenguaje no verbal. Es decir, gestos, postura, apariencia, mirada y expresión. Todo esto hace que una persona acabe cayendo bien o mal en un primer contacto.
"La información no verbal de una persona nos dice muchas cosas: la manera de vestir, si es apocada, convencional, extremadamente tímida, sosa, excesivamente simpática, su olor corporal… todo eso nos aporta más que la parte verbal", explica María Dolores Avia, catedrática de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. Por este motivo, es muy importante cuidar este aspecto a la hora de conocer a alguien.
La primera impresión
El neurólogo italiano Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias de Ciencia del año 2005, ha explicado el nivel científico que pasa con la primera impresión. Ha demostrado cómo las personas toman decisiones: ha constatado que se trata de una respuesta emocional a un estímulo.
Primero hay alguna cosa que lleva a una decisión de forma inconsciente y después "la información entra en diferentes áreas de la menta y se reelabora. El sistema emocional cerebral (sistema límbico) dicta la primera emoción, que posteriormente será reelaborada por el razonamiento. Por este motivo deben cuidarse los pequeños detalles del primer contacto", razona.
Cuando conocemos a alguien y no nos cae bien tendemos a no hacer caso de esa primea impresión, aunque se trata de un mecanismo de alerta que debemos atender, ya que te avisa si debes continuar o rechazar esa relación; en el fondo es una cuestión de selección y superviviencia
Noticia completa en La Vanguardia (España)