Las enfermedades infecciosas han segado la vida de muchas personas a lo largo de la historia, y aunque hoy no se vive una situación similar a la de 1920, cuando estas enfermedades eran principal causa de muerte en el mundo, siguen siendo un serio problema para la salud, más aún cuando algunos patógenos infecciosos, como el estafilococo o el neumococo, se han hecho resistentes a los tratamientos actuales. Por otra parte, algunas enfermedades consideradas erradicadas, como la tuberculosis, están emergiendo, planteando un reto farmacológico.
José Gallardo, de la Sociedad de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), apunta que la globalización actual, que ha permitido tanto el movimiento de personas como de alimentos, está facilitando la diseminación de resistencias de las bacterias más comunes, a la vez que aparecen cepas bacterianas que se han hecho resistentes a múltiples antibióticos (multidrogoresistencia), lo que crea una situación en la cual determinadas infecciones bacterianas graves apenas tienen opciones de tratamiento, de lo que se deduce que urge encontrar nuevos agentes, una necesidad a la que no son ajenas las compañías farmacéuticas.
La patronal norteamericana de la industria farmacéutica, Phrma, ha publicado un informe en el que se detalla que hay hasta 388 fármacos y vacunas en desarrollo para tratar las enfermedades infecciosas. Entre esas nuevas estrategias hay 83 antibióticos, 75 antivirales para tratar virus como la hepatitis, el herpes o la gripe, y 146 vacunas para prevenir enfermedades provocadas por el estafilococo o por el neumococo, por ejemplo.
En el reciente informe no se incluyen los fármacos que se están desarrollando para tratar la infección por VIH, si bien un estudio previo de la misma patronal acerca de los tratamientos en desarrollo para esta patología cifraba en 77 los medicamentos en ensayos clínicos para el sida, algunos de ellos ya en fases muy avanzadas.
Entre las novedades más llamativas, el reciente informe señala el desarrollo de un fármaco, primero de su clase, específicamente diseñado para inhibir cepas de estafilococo resistentes a fármacos; un medicamento para el tratamiento de la hepatitis C que forma parte de una nueva clase de agentes que regulan la inmunidad innata y que se cree que interactúa con un receptor específico que está presente en ciertas células del sistema inmunitario, o un nuevo fármaco que frena el ciclo de vida de la bacteria que causa la tuberculosis.
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