El artículo se publica esta semana en la revista /Proceedings of the National Academy of Sciences/ (PNAS) y es el resultado de una colaboración internacional en la que han participado los investigadores Jacob González-Solís y Elena Gómez del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona (UB).
Este descubrimiento es de gran interés en el mundo de la biología animal «porque la especiación simpátrica es muy difícil de demostrar y de hecho sólo existen dos casos descritos entre los tetrápodos (anfibios, réptiles, mamíferos y aves) y ambos son muy controvertidos» explica Jacob González-Solís, investigador Ramon y Cajal en la UB y responsable en nuestro país de esta investigación publicada ahora en el PNAS, que cuenta también con equipos de Canadá, Reino Unido y Portugal.
Todo el mundo ha oído hablar de la importancia de preservar la biodiversidad, pero ¿cómo se generó? El primer paso para que se originen nuevas especies es el aislamiento reproductivo entre poblaciones de una misma especie, un proceso que generalmente es produce por la aparición de una barrera geográfica (mar, ríos, montañas, etc) y que se conoce como especiación alopátrica.
No obstante, también puede producirse aislamiento reproductivo entre poblaciones sin que exista ningún proceso de separación geográfica (especiación simpátrica). Buena parte de las especies de plantas parecen haberse originado a través de este mecanismo. En el caso de la zoología, hay pocos casos descritos de especiación simpátrica y son muy discutidos. En el caso de los tetrápodos, sólo se han descrito dos posibles casos de especiación simpátrica: uno a través de la especialización en el parasitismo de cría de distintas especies de aves y otro a través de la segregación ecológica entre dos razas de aves en una isla remota (Tristan da Cunha).
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