Investigadores de la Universidad de Bristol han empezado a aplicar una nueva tecnología para mejorar el funcionamiento de generadores de energía que se alimentan con las vibraciones que captan en su entorno. En concreto, están usando sistemas de resonancia con elementos no lineales.
La incorporación de esta tecnología permitirá que los generadores, que actualmente sólo producen energía cuando captan vibraciones a una frecuencia, puedan funcionar también cuando recojan cualquier tipo de vibración (tenga la frecuencia que tenga) de su entorno. Según explica la revista The Engineer, gracias este avance, estos dispositivos tendrían muchas más aplicaciones que las actuales.
Los generadores de estas características usados en la actualidad sólo operan a una frecuencia. Incorporando elementos no lineales, el generador podría trabajar en una gama amplia de frecuencias de vibración.
Estos generadores usan una masa resonante situada al final de un muelle para amplificar las vibraciones ambientes que captan a su alrededor para que éstas pueden ser utilizadas.
En todas las frecuencias
Los actuales modelos de generadores de energía que funcionan con vibraciones sólo responden ante vibraciones a una determinada frecuencia, de la misma manera que la cuerda de una guitarra produce una sola nota. Si la frecuencia de la vibración varía, el generador ya no puede producir energía.
Los ingenieros responsables de esta investigación tienen previsto explorar formas de expandir el espectro de las frecuencias a las que estos dispositivos pueden responder. Esto ampliaría mucho sus usos.
Según los investigadores, se han hecho grandes avances en el desarrollo de energías renovables con gran capacidad, como la solar o la eólica. Sin embargo, los desarrollos de estas fuentes de energía a una escala menor han sido menos espectaculares.
La energía también puede extraerse a partir de vibraciones captadas en el medio ambiente. En muchos medios hay suficientes vibraciones como para generar energías de unos pocos milivatios sin que el generador sea muy voluminoso. La recogida de estas pequeñas cantidades de energía puede alimentar de forma ilimitada dispositivos muy útiles, como sensores inalámbricos.
El uso más normal de los sensores inalámbricos es para vigilar algunos aspectos del cuerpo humano, como la temperatura o la presión sanguínea. Otra de sus aplicaciones posibles es la monitorización de cambios en las condiciones de grandes edificios, la detección de tensiones inusuales o la vigilancia de la corrosión en el fuselaje de un avión.
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