Un estudio científico está a punto de desterrar la creencia de que se es optimista por naturaleza. Ahora se descubrió que el que regula esa predisposición anímica es un mecanismo neuronal.
Científicos del departamento de Psicología de la Universidad de Nueva York recurrieron a una resonancia magnética funcional del cerebro para examinar cómo genera nuestra cabeza la predisposición a esperar que sucedan acontecimientos positivos aunque no tengamos evidencia alguna.
El estudio, publicado hoy por la revista Nature y dirigido por la profesora Elizabeth A. Phelps descubrió que cuando los individuos imaginan éxitos para algún aspecto de su vida, aumenta la actividad en la amígdala y la corteza cingulada anterior del cerebro. Las mismas regiones que anteriormente fueron vinculadas con la experiencia del dolor y del pesimismo.
Los autores de la investigación sostienen que los resultados podrían ayudar a explorar también los mecanismos esenciales que conducen a la depresión y a los pensamientos pesimistas.
Noticia publicada en Clarín (Argentina)