Boquiabiertos quedaron trabajadores que realizaban excavaciones para instalar el ducto que trasladará los desechos de la planta de celulosa Nueva Aldea, hasta el mar, en Boca Itata.
Justo cuando intervenían la ladera de un cerro, a un costado de la ruta que bordea el río Itata, en el sector Mataco, a unos 90 kilómetros al norponiente de Chillán y cuando habían excavado unos tres metros, encontraron variadas osamentas humanas, todas, en perfecto estado de conservación. El hallazgo sorprendió a todos. También a la Escuela G-66 “Matoco”, distante unos 20 metros del lugar.
“Nos llegaron contando que unos trabajadores habían encontrado restos humanos, así que fuimos a verlo”, relató la directora del plantel, Verónica Quiñónez. La sorpresa fue mayúscula, al percibir que comenzaban a asomarse entre la arena, al menos tres cráneos humanos, fémur, extremidades superiores y otros de igual número de personas, adultos y menores.
A esas alturas, la empresa Celco, para la cual trabajaban los obreros, ya se había contactado con el arqueólogo de la empresa, Víctor Bustos Santelices, presumiendo que se trataba de un hallazgo arqueológico, tal como lo dicta el reglamento para estos casos.
Junto a Bustos, concurrió hasta el lugar el arqueólogo Marcos Sánchez Aguilera, director del Museo de Historia Natural de Concepción y visitador especial del Consejo de Monumentos Nacionales.
Los profesionales prosiguieron con las excavaciones iniciadas casualmente por los trabajadores, tras lo cual quedaron tanto o más sorprendidos con lo que veían.
“Fueron en total seis esqueletos que estaban en un enterratorio, lo primero que me llamó la atención fue que se encontraban en una profundidad poco común”, indicó Sánchez, a cuyo museo fueron trasladadas las osamentas para su conservación.
CULTURAS PRECERÁMICAS
Según las características morfológicas, las osamentas corresponderían a “poblaciones de cazadores o recolectores bastante antiguos, que sin temor a equivocarme, podría superar los dos mil años”, afirmó Sánchez, quien calificó a los cuerpos en el período precerámico, en vista también de la posición “flectada” en que se encontraban los esqueletos.
El profesional indicó que los cuerpos se encontraban en perfectas condiciones, gracias a las condiciones del terreno, que en esta zona del secano costero está conformada mayoritariamente por arena. Llamó la atención de los arqueólogos, además del buen estado de conservación de los esqueletos (a pesar de los años transcurridos) el tamaño de los mismos; sobre todo los correspondientes a los hombres.
Junto a las osamentas se encontraron restos de pescados, lobos de mar, además de instrumentos (herramientas) de piedra.
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