La próxima revolución tecnológica provendrá de un mundo más diminuto que la cabeza de un alfiler.
Así de pequeña es la nanotecnología, un área dedicada a la manipulación de la materia a una escala menor que un micrómetro, es decir, a nivel de átomos y moléculas. Pese a las dificultades del estudio a esta escala (la millonésima parte de un milímetro), los científicos esperan hallar en este campo la cura a enfermedades cardiovasculares, cancerígenas yotras.
Cuando se manipula la materia a este nivel tan minúsculo se descubren propiedades nuevas que tienen aplicaciones en la salud.
Hace algunos años, uno de los físicos más reconocidos del siglo XX, Richard P. Feynman, premio Nobel de Medicina, anticipó las insospechadas aplicaciones de la nanotecnología al asegurar que a nivel atómico, hay sorpresas. “Si jugueteamos con los átomos es posible hacer cosas diferentes”.
Feynman se refería a que las propiedades físicas y químicas de la materia cambian a esta escala.
La elasticidad, la reactividad y la conductividad eléctrica se comportan de distinta forma que los mismos elementos a mayor escala. Este campofue abordado porel científico Robert Nicolosi, de la Universidad de Masachussetts Lowell, en EE.UU., quien, la semana pasada, dictó una conferencia en Quito sobre las potencialidades de la nanomedicina.
El académico, invitado por la Universidad San Francisco, habló sobre el interés actual por una de las aplicaciones de esta ciencia: los nanofármacos, sustancias capaces de aumentar su eficacia al dirigirse únicamente al área afectada por la enfermedad.
Estos compuestos tienen la virtud, según lo han comprobado estudios en animales, de llegar hasta puntos determinados del organismo, sin afectar al resto de órganos del cuerpo humano.
Nicolosi dijo que con el desarrollo de los nanofármacos será factible el diseño de cremas que el paciente podrá untar directamente en la piel, por ejemplo, para tratar un cáncer a este órgano.
La ventaja es queactuará directamente en la zona afectada, en lugar de viajar por el torrente sanguíneo y contaminar el resto del organismo. De esto modo, será más fácil reducir los efectos secundarios que provocan las medicinas convencionales.
Este campo abre una serie de opciones como en su momento lo hizo la biotecnología. Por ahora, estas sustancias están en etapa experimental, pero Nicolosi cree que en menos de 20 años será posible aplicarlas. En el mundo hay diversos estudios en este terreno.
Por ejemplo, en la Universidad de Navarra, España, algunos especialistas ya estudian nanofármacos para tratar el cáncer de esófago.
Estas investigaciones consisten en inyectar partículas diminutas (nanopartículas) que transportan un fármaco directamente al tumor, lo que aumenta la efectividad del tratamiento.
Los ensayos se realizan en ratones, como es el caso del Centro de Salud que dirige este académico, en la Universidad de Masachussetts Lowell. Uno de los organizadores de este encuentro, el médico Manuel Baldeón, PhD en Inmunología, considera que la nanomedicina será, a todas luces, un método menos invasivo.
“En lugar de que un individuo tome X miligramos de un determinado medicamento, ingerirá nanogramos. A pesar de que la cantidad ingerida será menor, los efectos serán beneficiosos porque el fármaco actuará específicamente en la zona indicada”.
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