El buque oceanográfico «Thalassa» tiene previsto hacer escala hoy en El Musel, después de dieciséis días de trabajo científico en aguas cantábricas. Será una escala de veinticuatro horas. Enrique Nogueira, biólogo del Instituto Español de Oceanografía e investigador del Centro Oceanográfico de Gijón, hizo ayer una llamada de atención por el estado del mar que baña la costa norte española y la ribera suroeste francesa. «Es una zona rica en pesca, pero sometida a una presión muy importante», advirtió, tras subrayar que este litoral del Atlántico forma parte de una cuenca con una fuerte densidad de población y vertidos.
Nogueira aconsejó una prudente espera, hasta que el grupo de científicos que participa en la campaña de investigación marítima examine y contraste los numerosos datos que ha recabado. A finales del próximo mes de noviembre se examinará en Palma de Mallorca toda esa información, además de la que se obtenga en el golfo de Cádiz, dentro de un foro del Consejo Internacional para la Exploración del Mar. El científico del Oceanográfico de Gijón indicó ayer: «La recuperación de una pesquería tocada no es sencilla», en referencia a los recursos de anchoa del Cantábrico.
«Por el momento es arriesgado y hasta precipitado emitir conclusiones», señaló Nogueira, que aconsejó esperar a la segunda parte de la campaña, «el procesamiento de todos los datos y la información». «No vamos a negar cuál es la situación de ese recurso, pero sería imprudente pronunciarse ahora; vamos a esperar a los resultados», destacó, para encadenar: «Es improbable que, a partir de nuestros datos, se tome la decisión de reabrir la pesquería de la anchoa».
La captura de esa especie pelágica, una de las más cotizadas en las aguas cantábricas, está prohibida hasta la primavera de 2008, fecha en la que, después de otra campaña científica, se decidirá si se prolonga la veda o se concluye que hay una recuperación que permita, una vez definidas las reservas, repartir las cuotas entre españoles y franceses. Menos delicada parece la situación de otras especies pelágicas, como la sardina, la caballa y el jurel.
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