Un proyecto comunitario ha hecho una innovadora apuesta por el desarrollo de un revestimiento a base de nanopartículas capaz de evitar la adhesión de microorganismos marinos a los cascos de los buques.
Y es que la adherencia de bacterias, percebes, algas y otros organismos a las estructuras de los barcos es una pesada y costosa carga que data de la época fenicia. Algunos cálculos apuntan que este fenómeno, llamado bioensuciamiento, o «biofouling», tiene, además de un incalculable coste medioambiental, un coste económico anual de más de cinco millones de euros, al aumentar en el 40% el gasto de combustible de los barcos.
Para evitarlo, se han venido utilizando pinturas antiincrustantes basadas en biocidas. Ahora bien, algunos de los agentes empleados, como el cobre y el tributilestaño (TBT), incurren en infracción de una legislación medioambiental comunitaria cada vez más estricta.
Los científicos, a pesar de llevar décadas trabajando en esta investigación, no han sabido dar al problema una solución de tecnología marina idónea. Si bien se han encontrado algunas soluciones, ninguna está libre de problemas. En este contexto, los investigadores del proyecto comunitario AMBIO se han planteado aprovechar el enorme potencial de las nanotecnologías para desarrollar recubrimientos y revestimientos que permitan reducir el impacto de los organismos marinos incrustantes, que sean inocuos para el medio ambiente y competitivos en este sector industrial.
«La investigación del proyecto AMBIO tiene la vista puesta, más allá de los actuales antiincrustantes a base de biocidas, en el desarrollo de un sistema de control del bioensuciamiento sin biocidas y de impacto ecológico nulo», comenta el coordinador del proyecto, James Callow, de la Universidad de Birmingham (Reino Unido).
«Lo que caracteriza el proyecto es nuestra intención de sacar el máximo provecho a las nuevas capacidades de manipulación molecular para desarrollar recubrimientos "inteligentes" con propiedades antiincrustantes», añade.
De hecho, al cierre de la primera fase, el proyecto multidisciplinario AMBIO, que reúne a biólogos, químicos, científicos de materiales, diseñadores de revestimientos y usuarios finales, puede haber abierto nuevos caminos.
«Se han encontrado propiedades antiincrustantes totales o parciales en distintos conceptos de diseño de base nanotecnológica», anuncia el profesor Callow.
Un ejemplo es un innovador revestimiento formado por nanotubos de carbono: largos cilindros delgados de carbono con excelentes propiedades físicas y mecánicas, que pueden ser determinantes para desarrollar los nuevos tipos de recubrimiento superficial.
El anuncio de los primeros resultados acaba de producirse en una reunión de información a las partes interesadas organizada en Alemania por el consorcio AMBIO.
«Los nanotubos de carbono desarrollados en el marco del proyecto de momento mantienen intactos sus objetivos al combinarse perfectamente dentro de la matriz de recubrimiento, basada en polímeros silicónicos. Los nanotubos van envueltos en la estructura de silicona del revestimiento. El equipo del proyecto ha podido comprobar experimentalmente que los nanotubos no se desprenden en el agua», explica el profesor Callow.
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