Anton no utiliza su cajita para hacer sus necesidades. Desde hace algún tiempo su dueña debe arrastrarse y limpiar detrás del sofá. No es agradable, pero era de esperar, pues aunque el servicio de su gato tiene un precioso techo recargado de flores pintadas que gustó sobremanera a su dueña, para Anton es absolutamente impropio y prefiere hacer sus necesidades detrás del sofá.
“En la naturaleza, los gatos nunca irían a una caverna para defecar. Necesitan una vista panorámica, por si se acercan enemigos”, aclara la psicóloga de animales Gabriele Zuske. Su locura animal comienza por una gran pasión por los animales. A lo largo de los años, esta dueña de perros, gatos y caballos ha adquirido mucha experiencia en la educación de animales. Finalmente, esta empleada comercial ha fundado una asociación anónima, ha creado una página de internet y ha abierto su consulta móvil de psicoterapia. Su misión: ayuda para gatos y compañía.
Perro o amo: ésa es la cuestión
Los problemas más comunes son agresividad, trastornos de ansiedad, falta de higiene o el llamado “overgrooming”, el lamerse constantemente partes del cuerpo. “La mayoría de las veces los dueños no tienen la menor idea de que su animal sufre de trastornos de conducta. Sólo después de varios años se les ocurre solicitar ayuda profesional para el extraño comportamiento de su animal”, dice Gabriele Zuske. Entre las terapias que ofrece destaca la terapia de comportamiento, una entrevista intensiva con el dueño en la que se rastrea el origen de las causas del desorden.
La mayoría de los dueños de animales piden que su querida mascota se adapte a sus vidas y conductas: un perro como accesorio de moda, con una correa bañada en oro, un gato que bese cuando el dueño quiera, etc. Cuando destrozan los zapatos, echan hacia atrás las orejas y mueven frenéticamente la cola, es hora de ir al diván.
En realidad, la psicóloga no habla con el animal, sino con el dueño. Los amos deben aprender a comportarse de forma diferente antes de que Muschi, Bello y Anton puedan cambiar su comportamiento. “Esto es lo más difícil de mi trabajo, pues la mayoría no quieren entender que están haciendo algo mal”, dice Zuske.
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