Para tratar el Alzheimer se pueden usar drogas que apuntan a retrasar los déficit cognitivos, de comportamiento y funcionales y para impedir la muerte neuronal. Lo que se intenta con la medicación es que el deterioro sea más lento. No obstante, también se hacen tratamientos apuntados a la estimulación cognitiva.
El neurólogo Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencias de la Universidad Favaloro, indicó que la estimulación cognitiva apunta a mejorar la calidad de vida del paciente y de sus familiares, a promover la independencia en las actividades básicas y a retrasar la aparición de mayores trastornos cognitivos. “Están destinados a mantener y estimular las capacidades preservadas de la persona”, remarcó.
La estimulación cognitiva comprende talleres de memoria, o entrenamiento de los pacientes para usar claves y regularizar dónde dejan los objetos. Mantener la mente en forma y una reserva cognitiva tiene que ver con someter al cerebro a altos grados de cambio, desafíos y aprendizajes. Una buena manera es aprendiendo nuevas habilidades: hablar con gente nueva, conocer lugares, probar cosas que nunca se hicieron, escuchar música nueva. También se recomiendan otros ejercicios, como hacer crucigramas y resolver enigmas.
Otras técnicas ayudan a reducir la frecuencia de las conductas inapropiadas de los pacientes: dirigirse a la persona de manera amable, usar lenguaje no verbal, hablar lento, proporcionarle seguridad, reconocer sus preocupaciones, no ser autoritario y mantener las rutinas para evitar la desorientación.
Hay en desarrollo actualmente una vacuna que impediría la formación de las placas que causan el mal. “Probablemente en unos cinco años pueda estar disponible la vacuna”, señaló Manes, pero explicó que en una primera etapa de investigación los efectos adversos fueron significativos en los pacientes.
Noticia publicada en La Gaceta (Argentina)