El agua de lujo es una moda en países como Estados Unidos y Alemania. Y una moda a la que España se acaba de incorporar, gracias a la aparición no sólo de las cartas de agua en muchos restaurantes, sino a la posibilidad que ofrecen diversas tiendas gourmet de adquirir botellas de agua exclusivas cuyo precio asciende fácilmente a los 20 euros el litro. Sinónimo de «fashion», hoteles, restaurantes, tiendas y spa ofrecen botellas de diseños vanguardistas, que encierran un líquido que, pese a la vieja definición escolar de incoloro, inodoro e insípido, adquiere muchos matices en función de su composición y procedencia. Las más caras son las llamadas aguas «super premium».
Una de las más conocidas es la Fiji, que causa furor en EE UU. Es la preferida de Tom Cruise, Cameron Díaz, David Bowie o Elle McPherson, por su elevado contenido en silicio (se debe al origen volcánico de estas islas del Pacífico), ya que hidrata al máximo la piel y el pelo.
La St. Georges luce una botella firmada por Philippe Starck, que se inspiró en un envase de una farmacia de Córcega. Su peculiaridad es que contiene 35 veces más oxígeno que cualquier otra.
Algunas marcas de agua son puro diseño. Es el caso de Elsenham, un agua de manantial inglés rica en minerales y baja en sodio, que se encuentra en el mercado por 12 euros y cuyo mayor atractivo está en la botella, fabricada por la misma industria que trabaja para Chanel.
El agua más cara del mundo, con precios que van desde los 30 hasta los 370 euros es el agua Bling H2O. La exclusividad de esta agua radica en la pureza que sus creadores dicen que tiene, además de venir en una botella con incrustaciones de cristales Swarovski.
Noticia publicada en La Nueva España