Una veintena de militantes de Greenpeace protestaron el jueves en Rio de Janeiro contra la inseguridad nuclear, al cumplirse veinte años de un accidente con cesio 137 ocurrido en Goiania (centro-oeste) donde más de 6.000 personas fueron irradiadas y 60 murieron.
Los militantes se encadenaron a la reja de entrada de la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN) en Rio para denunciar "los riesgos de la tecnología nuclear y la falta de estructura del gobierno brasileño para garantizar la seguridad del sector en el país".
Los activistas levantaron un memorial de cemento en homenaje a las víctimas del caso, pero la policía lo destruyó poco después.
"Con la tragedia del cesio 137, Brasil sintió los efectos devastadores de un accidente nuclear. Veinte años más tarde, pocas cosas han cambiado y el Estado no ha resuelto la cuestión de los desechos radioactivos", declaró Rebeca Lerer de la campaña antinuclear de Greenpeace.
"Además, el gobierno del presidente Lula quiere invertir miles de millones de reales (aproximadamente 2 por 1 dólar) en la construcción de una tercera central atómica (Angra III, en el estado de Rio) y en el ciclo de enriquecimiento de uranio, lo que es inaceptable", dijo.
El accidente ocurrido en setiembre de 1987 en Goiania, la capital del estado brasileño de Goiás, a 122 km de Brasilia, está considerado como el accidente radioactivo más grave del mundo en perímetro urbano. Según la asociación de las víctimas, sesenta personas perdieron allí la vida y 6.000 recibieron radiación.
Noticia publicada en Univisión (EEUU)