Desde tiempos remotos, el ser humano se ha servido de los recursos naturales para su alimentación, caza, atuendo u otros complementos. En algunos casos, estas herramientas procedían de seres vivos y su utilidad, dada la peculiaridad de su belleza, se destinaba al cortejo social. Ese es el caso del ámbar -resina cristalizada-, del que se tiene constancia en la tierra antes del nacimiento de Cristo.
Ambar para seducir
Por ello, esta particular sustancia se ha convertido en un testigo perenne de otras épocas, al almacenar en su interior los cuerpos de animales prehistóricos o plantas primigenias.
Paradójico es el ejemplo que nos brindó este año un grupo de arqueólogos eslovenos al descubrir la tumba de una antigua sacerdotisa, con joyas de bronce y objetos de cerámica, que data del siglo VII a.C.
La tumba -en el este de Eslovenia- es considerada por los expertos como uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos. Los restos encontrados revelan que la supuesta sacerdotisa fue enterrada con broches de cabeza, un collar de hueso y cuentas de ámbar, entre otras joyas.
De igual modo, entre las bellísimas alhajas con las que la mujer bereber seducía al varón: plata, coral o ámbar a través de fíbulas, diademas, brazaletes o zarcillos, casi todas como amuleto para prevenir el mal de ojo, propiciar la fertilidad o alejar a los “yenún” o demonios, símbolos de buen augurio.
Incluso en Pompeya (gracias a una exposición itinerante), resultaron restos entre los que el ámbar tenía un hueco específico. Con esto, numerosas joyas de oro, ágata y ámbar muestran la opulencia de la ciudad pompeyana, uno de los principales centros comerciales del sur de Italia en los primeros años del Imperio, y los placeres de las playas de Herculano.
Prueba arqueológica
Pero también existen lo que se han llamado restos arqueológicos, en el interior de estas resinas. Así, se ha desvelado este año una rana atrapada en ámbar con una antigüedad de unos 25 millones de años, encontrada en el estado mexicano de Chiapas, México.
La joya tiene un valor científico muy grande debido a que puede contribuir al estudio de las condiciones de vida del planeta en esa época. El ámbar pulido amarillo claro que permite ver la rana completa de 1,2 centímetros está en exhibición, pero no en venta, junto con otras piezas singulares que contienen pelos de mamíferos y una lagartija. El anfibio despertó el interés de los científicos debido a que es un espécimen de hace 25 millones de años que ha permanecido entero.
Además, quedó atrapado en la resina en tres dimensiones, lo que representa infinitas posibilidades de estudio a diferencia de otros fósiles encontrados de ese período.
Según el diario mexicano Reforma, expertos del Instituto de Historia Natural y Ecología de Chiapas han indicado que este fósil de rana es el tercero más antiguo en el mundo, después de una encontrada en República Dominicana con unos 30 millones de años y una en Rusia con al menos 65 millones de años.
Otros hallazgos como éste trufan de exponentes a la ciencia. De este modo, las arañas tejedoras más antiguas del mundo -unos 150 millones de años- estaban atrapadas en ámbar en el yacimiento del Cretácico inferior de Peñacerrada (Alava, España).
La especie ha sido descrita a partir del hallazgo de dos ejemplares de araña fosilizados en ámbar, lo que ha permitido que se conserven de una manera excepcional. En el yacimiento de Peñacerrada, uno de los mejores yacimientos de ámbar del mundo, se vienen realizando estudios desde 1995 y ya se han recuperado en él numerosos artrópodos.
Esta investigación se enmarca en un proyecto más amplio que estudia las inclusiones biológicas de distintos tipos de yacimientos de ámbar cretácico en España, financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia y por una “Acción Integrada Hispano Francesa”, concedida por la Unión Europea.
Proyecto que perfectamente podría entroncar con el Congreso Internacional de Inclusiones de Ambar, el primer espacio científico mundial sobre este campo que une en una misma publicación las últimas investigaciones sobre los insectos prehistóricos fosilizados en resina. Alrededor de veinte países asisten a este Congreso denominado “FossilsX3”, en el que se presentaron las últimas novedades de los microorganismos e insectos que quedaron atrapados hace millones de años en ámbar y que llegan a nuestros días en perfecto estado de conservación.
Alava (España) es uno de los referentes mundiales en este campo por sus yacimientos de ámbar, los más antiguos del mundo hasta ahora localizados, exceptuando los encontrados en Líbano.
Noticia en El Carabobeño (Venezuela)