Una es un colibrí conocido como quincha que se sostiene en el aire dando 70 aleteos por segundo. La otra es la biacoca, que vive más en el suelo que en el aire porque vive de cazar grillos.
Los jóvenes ornitólogos llevaban más de tres horas recorriendo un bosque seco del sector de La Costa, en Soatá (Boyacá), para seguir el rastro de un colibrí de plumaje verde, pico recto y del tamaño de dos falanges de un dedo conocido como quincha.
Los investigadores Oswaldo Cortés y Alejandro Hernández, de la Universidad Distrital, avanzaban con incredulidad porque el animal se creía extinto.
El último que había dado pistas de su existencia fue Antonio Olivares, un cura franciscano que habitó el lugar hace más de 50 años. El religioso capturó muchos de ellos para estudiarlos y dibujó algunas de sus características, pero ningún otro experto lo había vuelto a ver.
Pero cuando se había completado la quinta hora de la travesía el pesimismo se transformó en milagro. Escucharon un canto inusual, caminaron hacia el sonido como en cámara lenta y pudieron ver a la quincha sobre la rama de un yátago, un árbol típico de la zona.
La salida de campo había dado espacio a la proeza.
La Universidad Distrital y Gary Stile, experto en colibríes de la Universidad Nacional, acaban de certificar el hallazgo y con esto el pájaro resucitó a la biodiversidad nacional.
Los beneficios de este colibrí van más allá de la emoción que
produce verlo en pleno vuelo. No solo poliniza el bosque para que crezcan nuevas plantas. Además, consume insectos de todo tipo, entre ellos mosquitos, con lo que de paso controla la población de plagas que dañan los cultivos de maíz y caña de azúcar que son el sustento de los campesinos de la región.
Cortés y Hernández hacen parte de un equipo de biólogos- lo completa Jenny Gallo, Giovanni Chaves, Sandra Alarcón, José Gil, Ximena Villagrán y Catherine Gamba- que se ha anotado otros logros. En marzo de este año habían hallado en Supatá, en el occidente de Cundinamarca, una nueva especie de rana venenosa, única en el mundo.
Noticia publicada en El Tiempo (Colombia)