Un grupo de científicos estadounidenses creó un nuevo material a base de grafeno oxidado –la parte interna de los lápices–, que es tan flexible como un papel, pero resistente como un diamante.
Según explicaron los ingenieros de la Universidad de Northwestern, en Chicago, los usos del material pueden ser muy diversos: desde filtros químicos ultradelgados hasta, si se mezcla con metales, la construcción de fuselajes aéreos, carros e, incluso, edificios.
Junto a su flexibilidad y fortaleza, el material se distingue por su poco peso y puede ser corrugado o estirado.
Viejo conocido. Cuando usted escribe, el grafeno que compone la punta del lápiz deja la marca sobre el papel gracias a la presión que su mano ejerce sobre él.
Sin embargo, según el equipo investigador, si se varía la forma en que se ensamblan las capas del grafeno, este se convierte en un material más fuerte y resistente.
El equipo de investigación es liderado por Rodney Ruoff, un profesor de nanoingeniería de ese centro de estudios.
Según explicó Ruoff en la revista Nature , con base en esta técnica desarrollada por su equipo, se podrá crear versiones aún más resistentes que la actual.
El compuesto. El grafeno fue aislado como tal hace solo dos años por Andre Geim, un profesor de Física de la Universidad de Manchester en Inglaterra y se caracteriza por su alta conductividad.
Tras su descubrimiento, los físicos se han encargado de buscar nuevos usos para el grafeno.
En esa pesquisa fue que surgió el nuevo material que se obtiene por medio de la oxidación del grafeno. Al mezclar el grafeno con el agua, sus capas se dispersan para luego ser filtradas por una membrana, que es la que crea la nueva lámina, muy similar a una hoja de papel, pero que presenta una gran resistencia.
El material se obtiene al sobreponer capas de grafeno, del ancho de un átomo y ordenadas en hexágonos, similar a un panal.
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