Angkor, en la actual Camboya, fue el asentamiento humano más importante de la era preindustrial. «Fue el Los Ángeles o el Nueva York de su tiempo», afirma Roland Fletcher, arqueólogo de la Universidad de Sydney. El complejo de Angkor -el nombre deriva de "nagara", ciudad en sánscrito- se desarrolló entre los siglos IX y XVI, cuando fue misteriosamente abandonada. Las ruinas de la capital del Imperio Jémer permanecieron ocultas bajo la selva hasta que fueron descubiertas por arqueólogos franceses en el siglo XIX, y ahora la tecnología más moderna permite que nos hagamos una idea de las dimensiones reales del asentamiento.
Un equipo de investigadores australianos, camboyanos y franceses presenta esta semana en la revista "Proceedings", de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, el mapa más completo conocido de Angkor. Los autores han trabajado en él desde 1999 y se basa en sondeos sobre el terreno, fotografías áreas y observaciones de radar realizadas por la NASA. El resultado es espectacular. En su máximo esplendor, el asentamiento cívico-religioso de Camboya dispuso de una red de canales para el riego que cubría más de 1.000 kilómetros cuadrados -el Londres metropolitano ocupa unos 1.500 kilómetros cuadrados- y pudo estar habitado por unas 750.000 personas.
¿Muerte de éxito?
Los científicos han identificado ahora gracias al radar los restos de más de un millar de estanques artificiales y de al menos 74 grandes templos desconocidos, a sumarse a los centenares edificios de ladrillo, piedra y arenisca que ya hicieron que Angkor fuera declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992. Todo el complejo estaba en su época conectado por una red de canales que proporcionaba continuadamente a sus habitantes agua para el consumo y el riego de sus cosechas. A juicio de los expertos, no es descartable que el impacto medioambiental de esta obra de ingeniería estuviera en el origen del declive de la ciudad.
«El nuevo mapa muestra que la modificación del uso del suelo en Angkor fue lo suficientemente extensiva e importante como para derivar en varios problemas ecológicos graves, incluidos la deforestación, la superpoblación, la degradación de la capa superficial del suelo y la erosión. Independientemente del uso que se diera a estas infraestructuras, el impacto de la deforestación extensiva para el cultivo de arroz, las consecuencias demográficas y económicas de las constantes modificaciones del entorno, y hechos impredecibles como inundaciones y guerras, pudieron ser una amenaza muy seria para un sistema tan complejo e interdependiente», escriben los investigadores
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