Investigadores de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario han fotografiado y filmado por primera vez en el mundo a un calderón tropical en el momento de comerse un calamar gigante en aguas del sur de Tenerife, en donde existe un canal submarino profundo que podría ser el hábitat de estos cefalópodos de grandes dimensiones.
Vidal Martín, presidente de la Sociedad, explica en una entrevista a Efe que los testimonios gráficos obtenidos abren una nueva perspectiva científica, pues hasta ahora se creía que el único cetáceo que se alimentaba de calamares gigantes es el cachalote, como demuestran los restos estomacales analizados.
El investigador, que también es director del Museo de Cetáceos de Canarias, relata cómo en junio, cuando investigadores de este centro observaban a un grupo de calderones en el sur de Tenerife, vieron con sorpresa cómo un animal emergía tras una inmersión profunda a la superficie "dando saltos".
"Al fijarnos vimos que el calderón tenía un brazo de calamar asomándole de la boca así como otras partes adheridas al dorso y costados del cetáceo. Efectuó varios saltos de lado en el agua para liberar el tentáculo y poder comérselo, como así hizo, lo que fotografiamos y grabamos en vídeo", comenta Martín.
"Alrededor del calamar gigante hay bastantes mitos y leyendas aunque sigue siendo una especie desconocida", y en los últimos años varias expediciones han tratado de filmar vivo a este invertebrado sin mucho éxito, detalla Martín, quien señala que tampoco se sabe nada de las zonas profundas de las islas, a pesar de que el sur de Tenerife es "ideal" para realizar algún tipo de prospección en busca de estos cefalópodos.
Los calamares tienen ocho tentáculos y dos brazos largos denominados funículos que utilizan para capturar a sus presas y para la reproducción.
De los restos engullidos por el calderón en Tenerife se calcula que el cefalópodo podría medir más de 5 metros de longitud.
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