La descentralización del sistema político helvético es clave de la fortaleza suiza y un imán indiscutible para las inversiones: Krause.
Suiza ocupa el lugar número uno del mundo por la calidad de su economía y la fortaleza de sus instituciones, concluye el Centro de Investigación sobre Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA).
La citada institución, responsable de elaborar el Ranking Global de Calidad Institucional 2007, ubica a Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, Islandia, Suecia, Luxemburgo, Estados Unidos y Holanda detrás de la Confederación Helvética.
Todos éstos, cita, son países cuya libertad económica, seguridad social y jurídica han permitido construir naciones atractivas para la inversión y para la vida cotidiana.
Dentro de la región Iberoamericana, Chile se ubica en el mejor puesto (22), por encima de España (26) y muy lejos del resto de los homólogos de región como Costa Rica (54), El Salvador (65), Panamá (68); México (75); Perú (80); Brasil (90); o la propia Argentina (93).
Suiza a la cabeza
Para determinar qué países poseen la mayor calidad institucional, CIIMA consideró ocho variables dentro de un universo de 184 naciones: protección a los derechos de propiedad, competitividad, libertad económica, buen clima de negocios, corrupción, seguridad jurídica, libertad de prensa y transparencia por parte de empresas y gobierno.
"Me alegró que Suiza quedara en el primer lugar porque es un país que admiro por la estructura de su sistema político y la descentralización que existe en él", dijo a swissinfo en entrevista telefónica Martín Krause.
Desde Buenos Aires, el responsable de la elaboración de este índice detalló que la calidad de las instituciones influye abiertamente en el resto de los ámbitos de la realidad de un país.
"Aquellos países que tienen buena calidad institucional atraen recursos; los que no, los ahuyentan", dijo.
Y Suiza, en particular, compite al más alto nivel porque, de entrada, está acostumbrada a hacerlo en lo interno. Sus cantones son fuertes y existe una sana competencia entre ellos para atraer inversiones y tomar decisiones", refirió.
Krause agregó que, desde su juicio particular, los países pequeños suelen ser más competitivos que los grandes porque sus instituciones internas compiten entre sí constantemente.
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