Las plantas, árboles y toda la flora están en la mira de los promotores del uso de biocombustibles, ya que no sólo buscan obtener energía del maíz -alimento básico de millones de personas- y de la caña de azúcar, sino de todo los medios posibles; esto lo impulsan minimizando los eventuales impactos ambientales y con alarde de beneficios aún no comprobados.
En el afán de los países desarrollados por controlar todas las probables fuentes de energía, Estados Unidos desde 2006 destinó más fondos a la investigación para encontrar "métodos de punta" para producir etanol o biodiesel de hasta astillas de madera, tallos de plantas y pastos altos, según anunció el presidente George W. Bush, en su informe anual. En este nuevo negocio, no sólo participan los gobiernos, sino también las grandes empresas petroleras, comercializadoras y automotrices.
Así, se ha multiplicado la búsqueda de posibles fuentes energéticas que ayuden a sustituir el elevado porcentaje del consumo del petróleo. "El creciente entusiasmo por los biocombustibles en Estados Unidos surge en parte de reconocer tardíamente que las existencias de petróleo en lugares políticamente volátiles del mundo no podrán ser adquiridas tan fácilmente como se pensaba, mediante acuerdos comerciales o guerras", indica el Grupo ETC en el estudio Ingeniería Genética Extrema.
Advierte que el otro camino por el que apuestan los países desarrollados es "el enfoque de la biología sintética para diseñar especialmente un microrganismo que pueda ejercer múltiples tareas, incorpore una maquinaria de degradación de la celulosa, enzimas que descompongan la glucosa y conductos metabólicos que optimicen las conversión eficiente de biomasa de celulosa en biocombustible".
La cantidad de biodiesel o etanol que se puede obtener varía con el tipo de cultivo, pero en general se necesitan enormes extensiones de tierra cultivable para producirlos, ampliando los monocultivos que dañarán el medio ambiente. "Con la cantidad de cereales que se necesitan para llenar el tanque de una camioneta, se puede alimentar una persona un año entero", señala Silvia Ribeiro del Grupo ETC.
Además, para producir un litro de etanol, en el caso del maíz, se utilizan 2.37 kilogramos del grano, cuatro litros de agua y 500 gramos de carbón, lo cual implica un mayor consumo de energía y una mayor contaminación por el uso de químicos, agrega.
Noticia completa en La Jornada (México)