Hace cinco años, sólo los que habían viajado a países de clima tropical habían experimentado en sus propias carnes el escozor del picotazo de un albopictus o mosquito tigre. Ahora estos insectos pululan a sus anchas por Jaén, incluso en los cascos urbanos. Por lo que parece, se han asentado bien y no tienen pensado marcharse.
El mosquito tigre es una de las numerosas especies de insectos que han llegado a la provincia como consecuencia de las nuevas tendencias del clima. El invierno fue suave y estos insectos alados pudieron criar a la perfección en la provincia. Ahora las crías están en toda su madurez, dispuestas a alimentarse de la sangre de los ciudadanos.
El mosquito tigre es fácil de reconocer. Es grande y tiene en el cuerpo una especie de lunares que lo hacen muy llamativo. Es muy agresivo, mucho más que los mosquitos habituales del clima mediterráneo. Pican incluso encima de la ropa y un simple manotazo no les detiene. Sus picaduras suelen ser bastante molestas y en muchos casos desembocan en infecciones, cuadros de fiebre y alergias.
Los primeros, en 2004
Ramón González, profesor del departamento de Biología Animal de la Universidad de Jaén, dice que vio los primeros mosquitos tigre en la provincia en el año 2004. Desde entonces, su presencia no ha dejado de aumentar y se espera que este verano sean bastante numerosos. En otras comunidades como Cataluña, se comienzan a detectar plagas de mosquitos tigre. Llegaron a través del transporte de neumáticos y han invadido ciertas zonas hasta el punto de convertirse en un problema.
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