El tema está siendo estudiado por distintos grupos de investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), y podría dar lugar a potenciales usos en la industria farmacéutica.
Científicos de la UNL investigan la capacidad de la piel de ranas que habitan en la región para combatir bacterias patógenas. Al igual que otros tejidos y secreciones de animales, podrían usarse para desarrollar nuevas drogas medicinales. Los estudios, por ahora, sólo son experimentales.
Los sapos y las ranas han tenido una influencia cultural ancestral por eso mismo han sido objeto de usos mágicos y medicinales en todo el mundo. Las creencias populares atribuyen a estos animales distintas virtudes curativas: para el dolor de muelas se aconseja frotar la panza de un sapo en la parte afectada, al igual que para eliminar granos y manchas de la piel. Para la jaqueca, dicen que hay que aplicarse un trozo de piel de sapo, mientras que el dolor de cintura se aliviaría con una ristra de sapos atados alrededor del tronco del paciente.
A los ojos de la ciencia, las virtudes curativas de las pieles de los anfibios están relacionadas con componentes bioactivos llamados péptidos. Estas sustancias se componen de largas cadenas de aminoácidos.
Los trabajos están organizados en diferentes etapas. En la actualidad, los investigadores se ocupan en la purificación de los compuestos activos, para luego proceder a su síntesis química.
Hasta el momento los compuestos de las pieles estudiadas demostraron actividad antimicrobiana frente a Salmonella sp., Escherichia coli, Pseudomonas, Staphylococcus aureus y Bacillus cereus, todas causantes de infecciones de diversa gravedad.
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