Científicos estadounidenses hallaron un nuevo método para producir combustible a partir del azúcar, según un artículo que publica la revista británica Nature en su edición de hoy. Y señala que esto marcaría la llegada de una segunda generación de biocombustibles.
Lo novedoso es que los investigadores reunieron en su procedimiento las ventajas de los dos procesos de fabricación de combustibles utilizados, el biológico y el químico, dice un comentario en Nature firmado por Lanny Schmidt y Paul Dauenhauer.
"Existe un vigoroso debate sobre si el sistema de la conversión de la biomasa debería ser termoquímico o biológico", afirman. Con biomasa aluden a la materia orgánica que puede transformarse en energía.
Los expertos afirman que "los carbohidratos obtenidos de la biomasa casi seguramente proveerán la fuente de los combustibles del futuro". Pero "el mayor dolor de cabeza para el desarrollo de estos biocombustibles es el obvio contraste entre lo que tenemos (biomasa rica en carbohidratos) y lo que buscamos (combustibles con menos oxígeno)".
El combustible líquido 2,5-dimetilfurano es obtenido directamente de la biomasa y en el futuro podría reemplazar a los productos derivados del petróleo, indicaron James Dumesic y colegas de la Universidad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos.
El 2,5-dimetilfurano tiene una densidad energética un 40 por ciento mayor que el etanol, el único biocombustible que es producido hasta ahora en grandes cantidades. Y dado que no es soluble en agua, puede ser utilizado como combustible sostenible en el transporte.
Para la obtención de biocombustible, las largas cadenas de carbono deben ser fraccionadas en pequeños grupos, sin que se pierda demasiada energía química de la biomasa original.
El proceso para la producción de 2,5-dimetilfurano desarrollado por el grupo encabezado por Dumesic comienza con la degradación enzimática de almidón y celulosa. Del almidón se obtiene glucosa, que es convertida después en fructosa.
Luego, la molécula de 2,5-dimetilfurano es producida por un proceso químico-catalítico. Pese a que aún se deben superar algunos inconvenientes hasta que el 2,5-dimetilfurano pueda ser introducido en el mercado, este biocombustible podría ayudar a reducir la dependencia del petróleo.
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