Matías inventó estos aparatos de bajo costo -que funcionan con base en aceite de cocina ya usado- con el objetivo de venderlos, por ejemplo, a los pequeños productores. Estos tendrían a su alcance una manera fácil y económica de producir el biodiesel necesario para su labor, con la ayuda de un instructivo. La máquina produce 75 litros por hora y es "tan compacta que entraría detrás de una camioneta", dijo a LA REPUBLICA su creador.
Entre software y mezclas
El invento cuenta además con un software consistente en un código de programación logístico que proporciona a la máquina los comandos para elaborar el biodiesel. El mecanismo comienza con el lavado del aceite quemado, al que se le extrae el agua para que se vuelva neutro. En una segunda etapa se mezcla el aceite con el metóxido (catalizador) y, a través de un proceso químico llamado transterificación, se obtienen el biodiesel y la glicerina. En tercera y última instancia se lava el biodiesel para que se transforme en una sustancia cristalina, neutra y sin impurezas.
Todo el proceso químico cumple con las normas de calidad de la UNIT para el biodiesel. Colina explicó que es más apropiado el aceite quemado que el virgen porque este último empasta los motores y los estropea. Matías tiene proyectado que la máquina se acompañe por un manual de normas de seguridad, para un manejo adecuado en la elaboración. Por otra parte, el aparato cuenta con controladores de presión y humedad, además de un peachímetro (controlador de PH).
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