GENTE mayor preocupada por su mala memoria más nuevas tecnologías del ocio y la comunicación igual a... juegos para agilizar la mente. Las pasadas navidades se vendieron millones de unidades de la Nintendo DS, la consola portátil que sirve de soporte a programas como el "Braintraining" (entrenamiento cerebral), el "Big Brain Academy" (academia de cerebros) o el "English training" (entrenamiento de inglés). Con su línea Touch Generation, la compañía japonesa ha encontrado un gigantesco mercado donde antes sólo había desierto: en las personas de cierta edad que jamás habían tenido entre las manos uno de estos artilugios. ¿El truco? Aparte de clavarla con los objetivos de los juegos -mejorar la memoria, activar ciertas áreas del cerebro y prevenir el deterioro mental de forma divertida- han acertado con el soporte: un aparato que se abre como un libro y que se manipula fácilmente con un lápiz sobre una pantalla táctil y un sistema de reconocimiento de voz. No hay nadie tan viejo o torpe que no pueda hablar o usar "lápiz y papel"... «Durante décadas Nintendo ha estado ejercitando tus pulgares. Ahora va a ejercitar tu mente», reza la web de "Braintraining". Tras su estela han aparecido muchos otros juegos, tanto para consola como para PC y móvil.
Pero ¿qué hay de cierto en las promesas publicitarias de la compañía? Algunos expertos coinciden en que jugar a estos juegos puede servir para entrenar habilidades un poco "oxidadas" para las personas que dejaron de utilizarlas hace años. Pero de ahí a prevenir el Alzheimer, reducir la edad cerebral o aumentar el peso del cerebro -como aseguran estos programas- va un trecho.
En la última Semana Mundial del Cerebro del Parque de las Ciencias y el Instituto de Neurociencias Federico Olóriz, el director de este último, José Manuel Baeyens, matizaba la utilidad de estos ejercicios. «Los pasatiempos, las palabras cruzadas, los jeroglíficos y crucigramas de toda la vida y los modernos juegos, como el "Braintraining" y demás aparatos, están muy bien -aseguraba el especialista en Neurofarmacología-. Pero mantener activo el cerebro es mucho más fácil que todo eso. Una conversación, oler una flor, tocar la superficie rugosa de una hoja, pasear por el campo, tropezar y no perder el equilibrio son actividades menos sofisticadas pero que resultan igualmente estimulantes para el cerebro. Simplemente mantener una actitud abierta y despierta ante la vida y no pasarse los días aislados viendo la tele».
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