Hasta ahora, cuando se hablaba de dinosaurios, nuestra imaginación siempre se centraba en los huesos de esos enormes animales que pisaron nuestro planeta.
Casi todo lo que sabemos acerca de sus formas, sus hábitos de vida y sus probables comportamientos, ha sido el resultado de los estudios de los restos fosilizados. Pero recientemente, los científicos han recuperado una proteína del fémur de un Tyrannosaurus rex.
Mary Schweitzer, Profesora Asociada de Paleontología en la Universidad del Estado de Carolina del Norte y con un cargo en el Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte, había descubierto junto a su equipo en el año 2003 el tejido blando en el fémur de un Tyrannosaurus rex en Hell Creek, una formación rocosa y rica en fósiles que se extiende entre los estados de Montana y Wyoming.
Una vez que los análisis químicos y moleculares del tejido le indicaron que fragmentos de proteína original podrían preservarse, la investigadora se contactó con John Asara, Director de las instalaciones de Espectroscopia de Masas en el Centro Médico Beth Israel Deaconess e instructor en patología en la Escuela de Medicina de Harvard, y Lewis Cantley, Profesor de Biología de ese centro médico, que también participó del estudio, para considerar si podían verificar sus sospechas.
Los huesos se componen de minerales y proteínas. Cuando los minerales se extraen de un hueso fosilizado, un molde de colágeno material fibroso y resistente que proporciona estructura y flexibilidad a cartílagos, huesos y tendones queda en el lugar. Pero cuando Schweitzer desmineralizó el hueso de Tyrannosaurus rex, se sorprendió al encontrar dicho molde, dado que las teorías actuales de fosilización sostenían que ningún material orgánico podría sobrevivir tanto tiempo.
Noticia completa en Río Negro (Argentina)