La denuncia de que dos aviones prácticamente chocan por la ausencia de radares en los aeropuertos de Buenos Aires y la polémica posterior entre algunos gremios relacionados con la aeronáutica y el Ministerio de Defensa Nacional no pasaron inadvertidas entre los viajeros habituales a los que sin duda la situación les provoca miedo.
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Es que de un tiempo a esta parte se instaló desde la primera plana de los diarios –obviamente basados en la realidad- el miedo a volar debido a nada más y nada menos que la falta de radares en el Aeroparque Jorge Newbery y en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
La propia Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas, que agrupa a más de 100.000 miembros en todo el mundo, les advirtió a los pilotos que fuesen extremadamente cuidadosos al volar sobre Buenos Aires.
Ante esta situación, ¿qué les queda a los pasajeros?
La Lic. Gabriela Martínez Castro, especialista en Trastornos de Ansiedad, asegura que “las condiciones de inseguridad que nos ofrecen la falta de radares podrían funcionar como desencadenante de la fobia a volar que estaba latente en el individuo”.
La especialista, desde su consultorio en la ciudad bonaerense de Pilar, definió a la aerofobia o miedo a volar “como un temor intenso a volar en avión, según el nivel de intensidad del mismo podría impedir que el individuo vuele o lo haga a un costo muy alto”. Al tiempo de definir los síntomas, los enumera así “malestar psicológico (ansiedad) y físico (como taquicardia, sudoración, sensación de falta de aire y desesperación por querer bajar del avión)”.
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