Al cumplirse 20 años del descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, en Lambayeque, Walter Alva, descubridor del antiguo monarca de estirpe Mochica, consideró que dicho hallazgo marcó un hito importante en la vida nacional, revalorizando de un modo inesperado la arqueológica en nuestro país.
“Sipán catapultó al Perú como uno de los grandes centros de civilización del mundo. Desde el punto de vista académico, reactivó el interés por la investigación tecnológica, mientras que en el campo de la identidad, surgió en Lambayeque un sentimiento por conocer su pasado. Hubo un repercusión directa en el desarrollo de la región que pasó a convertirse en un polo de interés turístico”, refirió.
Señaló que en los últimos 20 años, el campo de la arqueología nacional ha cambiado sustancialmente, porque existe un interés mundial por ella, además porque hay una política estatal para incorporar el pasado a la vida nacional.
Nunca como ahora hay una población tan grande de arqueólogos peruanos en actividad. Son 800, cuando antes no pasaban de 50.
“Hay un trabajo de expansión urbana y de minería que permite que muchos arqueólogos intervengan para proteger, conservar y en algunos casos rescatar los testimonios pasados. La arqueología ha pasado a convertirse en una actividad importante en la vida nacional”, dijo.
Alva afirmó que si bien la especialidad trabaja con restos materiales, éstos permiten reconstruir sociedades antiguas, no sólo por el placer intelectual de poder conocer estos pueblos, sino porque pueden brindarnos experiencias valiosas.
Noticia en Andina (Perú)