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Son nuestros mejores amigos, que acompañan al hombre por lo menos desde hace 15.000 años, y a los que creíamos conocer a la perfección. Sin embargo, una característica de los perros domésticos traía locos a los científicos: la inusitada variedad de sus tamaños, la mayor que se conoce en cualquier otro vertebrado terrestre. Si esa misma diversidad existiera también entre nosotros, habría seres humanos del tamaño de simples ratones. A pesar de ello, todo el mundo sabe (el tamaño no importa) que un perro es un perro nada más ponerle la vista encima. Y da igual que sea un diminuto chihuahua o un enorme dogo.
Ahora, científicos de siete instituciones diferentes han encontrado la "llave" que permite explicar esos tamaños tan dispares. Se trata de una pequeña porción de ADN que incluye un único gen, el IGF1, una de cuyas variantes aparece sin excepción en todas las razas de perros pequeños.
Para llegar a esta conclusión, que se publica hoy en la revista "Science", los investigadores se centraron primero en un millar de ejemplares de perros de agua portugueses, la raza que muestra una mayor variedad de tallas, con individuos cuyo peso oscila entre los 11 y los 34 kg. La minuciosa comparación del ADN de estos perros y la posterior identificación de la zona de su genoma que difiere entre ejemplares pequeños y grandes permitieron determinar que la clave se encontraba en la ya mencionada variación del IGF1, un gen que influye en la producción de una hormona de crecimiento. Una versión defectuosa de este mismo gen es responsable del pequeño tamaño en ratones y, en casos muy raros, en los humanos.
El siguiente paso fue comparar estos resultados con los análisis de otros 3.241 perros de 143 razas diferentes, desde chihuahuas y pequineses hasta san bernardos y gran daneses. «Todos los perros que pesan menos de 9 kilos tienen la misma variación de este gen, es extraordinario», afirma con asombro Gordon Clark, biólogo de la Universidad de Utah y uno de los 21 coautores de la investigación. «Resulta llamativo ver que una cantidad tan grande de razas de perros pequeños es producto de la mutación de un solo gen», añade Carlos Bustamante, profesor de Biología de la Universidad de Cornell (Nueva York), que también ha participado en el trabajo.