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Se ha medido por primera vez la insignificante fuerza de la luz del Sol que cambia el estado rotación de las rocas espaciales.
Esta hazaña ayudará a los astrónomos a afinar las predicciones a largo plazo de las órbitas de los asteroides y podría también explicar porqué algunos asteroides llevan una pequeña “moonlet” (pequeña roca que, a modo de diminuta luna, está unida gravitatoriamente al asteroide) a remolque.
La luz del Sol puede hacer girar a los asteroides tan rápido que se rompan, espontáneamente liberando un moonlet, concluye Stephen Lowry, astrónomo planetario de la Queen"s University de Belfast, en el Reino Unido.
“Pueden hacerlo por si mismos, lo cual es realmente fascinante,” dijo. La luz del Sol ejerce un empuje suave sobre los asteroides mientras estos absorben la luz en sus lados de día y lo irradia al rotar, generando un minúsculo efecto de retroceso.
Básicamente, es como tener un montón de pequeños propulsores en la superficie asteroide.
Como normalmente los asteroides tienen formas irregulares, estos mini-propulsores deben empujar en un lugar del asteroide más que en otro, creando una fuerza de giro llamada “par de torsión” - efecto conocido como YORP (Yarkovsky-O"Keefe-Radzievskii-Paddack).
Nadie había medido el efecto de YORP directamente. Pero ahora dos equipos han visto esta fuerza en acción sobre dos asteroides que cruzan periódicamente la órbita de la tierra.
Usando varios observatorios, Lowry y sus colegas supervisaron el índice giro de un asteroide cercano a la Tierra llamada 2000 PH5, desde 2001 hasta 2005.
La roca gira una vez que cada 12 minutos más o menos y tiene apenas 120 metros de largo.
“Es como examinar una patata,” dice Lowry. El equipo encontró que PH5 giraba más rápido hace tiempo, disminuyendo su período de rotación 1 milisegundo cada año durante el estudio, conforme a predicciones teóricas del efecto YORP para esa roca.