El organismo espacial estadounidense (NASA) acaba de anunciar que el Telescopio Espacial Spitzer captó por primera vez la suficiente cantidad de luz emanada por un planeta situado fuera del Sistema Solar o “exoplaneta” como para identificar los compuestos que pululan en su atmósfera.
El hecho fue catalogado como un paso decisivo en la caracterización de este tipo de astros, aunque al mismo tiempo los datos obtenidos con el telescopio detector de rayos infrarrojos desarrollado por la agencia espacial del país del Norte decepcionaron a los astrónomos, ya que éstos esperaban encontrar grandes cantidades de agua en la atmósfera de los cuerpos analizados y en su lugar se toparon con una gruesa capa de nubes altas sin rastro aparente del líquido elemento.
Tres equipos de especialistas pusieron la lupa sobre dos exoplanetas conocidos como “Júpiter calientes” -el HD 209458b y HD 189733b-, cuerpos hechos de gas, como Júpiter, pero que orbitan mucho más cerca que éste de sus respectivos soles. Son planetas tan remotos (se encuentran por lo menos un millón de veces más lejos de la Tierra que Júpiter) que es necesario recurrir al telescopio espacial para ver su luz.
Ambos emiten radiación infrarroja en forma de espectros de diferentes longitudes de onda identificables por el espectrógrafo del Spitzer, capaz de observar su patrón lumínico y develar las huellas de compuestos químicos que conforman su atmósfera, como agua, metano y dióxido de carbono.
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