La mariposa azul, común en Europa central, ha sido reconocida durante mucho tiempo como una experta manipuladora.
Sus orugas emiten sonidos y señales químicas que básicamente instruyen a las hormigas con una orden clara: "Ven, levántame, llévame a tu nido y cuídame y aliméntame...¡ahora!".
Las orugas pueden vivir hasta dos años a expensas de sus ilusas nodrizas antes de entrar en la etapa de crisálida, envolviéndose en un capullo o pupa, del que emergerá una nueva mariposa.
No todo es tan fácil, para la astuta oruga. Debe evadir a su enemigo mortal: la avispa parásito (Ichneumon eumerus). A diferencia de las hormigas, las avispas sí parecen darse cuenta de las tácticas de la oruga, y en lo que se asemeja a una misión kamikaze, pueden ingresar audazmente en el nido de las hormigas en busca de su víctima.
Hoy en día, gracias a los avances de la ciencia, esta historia quedó comprobada por medio de cámaras electrónicas tan sensibles que no necesitan mucha luz y que además cuentan con lentes y micrófonos diminutos que logran un acercamiento espectacular a los insectos sin dañarlos.
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