Investigadores de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) han descubierto en la larva del pez cebra un patrón de actividad que regula la velocidad del movimiento del pez. Las conclusiones de la investigación, que se publican en la revista "Nature", podrían ser útiles para el tratamiento de trastornos de la espina dorsal humana y la enfermedad de Parkinson, afecciones en las que los movimientos se ralentizan y fallan.
Los científicos eliminaron con láser determinadas neuronas de la parte inferior de la médula ósea volviendo al pez incapaz de realizar movimientos lentos. Al eliminar los nervios superiores de la columna el pez tenía dificultades de movilidad pero en este caso éstas se producían en la capacidad para desarrollar movimientos rápidos.
Según Joseph Fetcho, uno de los autores del estudio "nadie sabía nada sobre una organización de este tipo en la médula espinal. Ahora que conocemos el patrón podemos comenzar a preguntarnos cómo se producen estos cambios en situaciones de enfermedad".
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