Noticia en Yucatán (México)
Muy en lo profundo de los empolvados y oscuros corredores del Museo Nacional de Kenia, encerrado en un simple gabinete, se encuentra una de las reliquias más antiguas del género humano: “El niño de Turkana”, nombre con el que se le conoce al esqueleto más completo de un ser humano prehistórico hallado.
Y contra lo que uno pudiera pensar, los planes de mostrar el fósil al público por primera ocasión a finales de este año, no creó un ambiente de curiosidad, sino uno de los debates más agrios, que colocó a los científicos contra el poderoso y popular movimiento evangélico cristiano de Kenia. El debate entre el evolucionsimo y el creacionismo, en alguna ocasión confinado a Estados Unidos, llegó a un país considerado precisamente la cuna del ser humano.
“Yo no evolucioné del niño de Turkana ni de nada parecido”, enfatizó el obispo Boniface Adoyo, titular de las 35 nominaciones evangélicas de Kenia. “Ese tipo de cosas son las que acaban con la fe”, según informa AP. Por eso, el obispo pidió al museo que deje a la colección de fósiles en el más alejado de los salones, junto con algún tipo de advertencia que diga que la evolución no es un hecho, sino simplemente una colección de teorías. En su contra está uno de los cazadores de fósiles más famoso de todo el mundo, Richard Leakey, cuyo equipo desenterró los huesos del niño en Nariokotome, Turkana Occidental, en las desoladas regiones del norte de Kenia, en 1984.
Entre los 160,000 fósiles que estarán en exhibición destaca el de una pata de una iguana en roda sedimentaria, de 200 millones de antigüedad, en una época en la que los continentes de la Tierra apenas comenzaban a separarse.