Priscila Alvarado, maestra de inglés del colegio Alberto Einstein de Quito, no se inmuta en asumir que sus estudiantes le aventajan en el manejo de tecnologías como navegar por la Internet...
“Mi rol es buscar actividades apropiadas para su edad, que les empujen hacia nuevos conocimientos. No tenemos que dar tecnología sino utilizarla como una herramienta para enseñar”.
En ese camino, ella procura no solo el desarrollo de una segunda lengua sino del pensamiento. La semana pasada, trabajó con chicos de octavo de básica en un tema que permitió conocimientos de literatura, historia, matemática y arte. Esto fue posible a través de la lectura de un libro, que los llevó a una visita virtual al Museo Metropolitano de Nueva York. Ellos pudieron apreciar obras de arte: perspectiva, luz, color, conocer sus orígenes y hacer ejercicios sobre el número de visitas, costos...
Pero esto no es posible solo con la búsqueda de temas de interés sino con el soporte técnico del plantel. Roberto Arias, director del Centro de Cómputo, cree que “quien tiene el conocimiento pedagógico es el profesor y puede pedir asesoría, si no lo puede hacer solo, para cumplir su tarea”.
Antes los alumnos solo tenían computación como materia, ahora la utilizan para investigar y hacer trabajos diarios. En las actividades extracurriculares, alumnos de tercero, cuarto y quinto de básica reciben introducción a la robótica. Paúl, un integrante del grupo, recuerda que primero armaron figuras con legos, las llevaron a programas de computación y luego armaron robots para darles vida.
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