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El futuro de la investigación en cáncer está en la genética, o al menos esto es lo que predicen los especialistas. En este sentido, determinar las dianas terapéuticas a las que dirigir los nuevos fármacos es uno de los objetivos que se fijan los expertos. "El campo de la farmacogenética se está utilizando desde hace ya mucho tiempo, por ejemplo, en el cáncer de mama. Ahora estamos intentando hacer los mismo con la quimioterapia; es decir, determinar cuáles son las alteraciones genéticas que condicionan la sensibilidad o resistencia a los fármacos quimioterápicos", explica Alfredo Carrato, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
De la misma forma, "los nuevos tratamientos complementarios reducen de forma considerable las recaídas después de una cirugía y posibilitan tratar al paciente en tercera, cuarta y quinta línea de tratamiento, consiguiendo que el afectado conviva con la enfermedad metastásica con buena calidad de vida y convirtiendo al cáncer en una enfermedad crónica", señaló este especialista con motivo del "III Simposio Internacional de Quimio-radioterapia en el Tratamiento del Cáncer", celebrado la semana pasada en Alicante.
Tan sólo es necesaria una simple extracción de sangre para diagnosticar precozmente una recidiva. La identificación de células tumorales circulantes; es decir, presentes en la sangre, puede anticipar casi un año la recaída de un enfermo de cáncer. "Es una técnica novedosa en la que estamos trabajando y que estamos aplicando para detectar recaídas precoces en cánceres que se han operado y que han recibido sus tratamientos complementarios", afirma Alfredo Carrato.