El estudio de Plyakov (Referencia 39) también llega a la conclusión que la tendencia al calentamiento, por sí sola, no puede explicar el retroceso del hielo del Ártico observado en los años 80 y 90, que fue probable-mente causado por el cambio de los patrones de la presión atmosférica de anticiclónicos a ciclónicos.
El mecanismo de los cambios del hielo marino es increíblemente complejo, y es sumamente difícil diferenciar a la más bien corta influencia antropogénica del fondo natural de fenómenos, que son tanto de corto y largo plazo. Dependiendo del período de tiempo estudiado, los registros que contienen de sólo unos pocos años a unas pocas décadas de datos, rinden tendencias diferentes. Por ejemplo, Winsor [40] informó que seis viajes de submarinos entre 1991 y 1997, cruzando la Bacia Central Ártica desde 76ºN a 90ºN y alrededor del Polo Norte (encima de 87ºN), encontró una ligera tendencia al aumento del espesor del hielo marino. En 1999, 2001 y 2003, Vinje [41, 43] revisó observaciones de la extensión del hielo en los mares Nórdicos, mediciones hechas en abril de 1864-1998, y también hacia atrás en el tiempo 400 años completos.
La extensión del hielo marino ha disminuido un 33 por ciento durante los últimos 135 años. Sin embargo, casi la mitad de esta disminución fue observada durante el período 1864-1900. la primera mitad de esta declinación ocurrió durante un período cuando la concentración de CO2 en el aire creció sólo 7 partes por millón en volumen (ppmv), mientras que la segunda parte de la declinación, el contenido de CO2 creció más de 70 ppmv. Esto sugiere que el crecimiento del contenido de CO2 en el aire no tiene nada que ver con la cobertura del hielo marino. Vinje [42] afirma que “los derretimientos anuales de la magnitud observada después de 1930 no se han observado en el Mar de Barents desde el óptimo de temperatura del siglo 18,” que fue seguido de “una caída de las temperaturas medias del hemisferio norte de unos 0,6º C durante las últimas pocas décadas del siglo 18,” temperatura que ha sido recientemente borrada por “un crecimiento de unos 0,7º C durante el período 1800-2000.”
En consecuencia, el Hemisferio Norte no parecería ser más caliente ahora (y la extensión de la cobertura de hielo del Mar de Barents no mucho menor ahora) que lo que fue durante los años del 1700s, cuando las concentraciones de CO2 se afirma que eran de 90 a 100 ppmv más bajas que ahora. (La validez de esta afirmación fue criticada por Jaworowski en las Referencias 29 y 44.)
Aún las determinaciones de alta sensibilidad de corto plazo de la temperatura de la superficie o de la cobertura del hielo marino, cubriendo una o dos décadas (por ejemplo, las observaciones satelitales entre 1981 y 2001, que aparecen en la edición del Journal of Climate de Nov. 1, 2001, mostrando una declinación del 9 por ciento por década del hielo marino), no so la mejor base para la determinación del impacto provocado por el hombre en el clima de las regiones polares. Esto es válido también para los estudios Antárticos, donde durante los pasados 18 años la tendencia neta del borde medio del hielo marino se ha expandido hacia el norte en 0,01 grado de latitud por año, indicando que la extensión global del hielo marino puede estar en aumento.[45]