Si un asteroide de 8-10 kilómetros de diámetro como el que ayudó a la extinción de los dinosaurios, cayera sobre Guayaquil, vaporizaría instantáneamente la ciudad, en segundos quemaría todo el litoral del Ecuador, el litoral norte del Perú, y el litoral colombiano en el Pacífico, y aunque la cordillera de los Andes amortiguaría el impacto en un primer instante, poco después la columna de fragmentos incandescentes llovería sobre amplias áreas de los Andes desde Venezuela hasta Bolivia barriendo vegetación y ciudades, la destrucción abarcaría toda Sudamérica en minutos provocando quemaduras de segundo grado tan lejos como en Buenos Aires y creando incendios forestales tan lejos como en Mauritania en el África y el sur de Estados Unidos.
Localmente, el impacto crearía un cráter de 180 kilómetros de diámetro que alcanzaría el océano, golpearía los Andes y se llenaría de roca fundida por el impacto. Las ciudades de la sierra como Quito, Cuenca, Ambato, Riobamba, aunque protegidas por la cordillera occidental de los Andes sentirían en segundos un violento terremoto fuera de toda escala que reduciría las ciudades a polvo y modificaría la orografía en forma intensa en minutos. Poco después, los fragmentos expulsados del cráter empezarían a llover sobre un área extensa que abarcaría desde México hasta Chile y Argentina. La densidad y calor de los fragmentos rápidamente asfixiaría a todo ser vivo que se encuentre cerca y crearían incontrolables incendios forestales.
La onda de choque del impacto activaría diversas fallas geológicas y dispararía terremotos en todo el mundo, principalmente en el hemisferio occidental. Además, generaría enormes olas de cientos de metros que se recorrerían el Océano Pacífico destruyendo ciudades tan lejanas como Tokio, San Francisco, Anchorage o Sidney, las olas recorrerían también el Índico y el Atlántico afectando las costas de todo el mundo e inundando ciudades como Nueva York, Miami o Londres.
El impacto, al liberar densas nubes de cenizas y sulfatos en la atmósfera, ha provocando una edad de hielo y la interrupción de la fotosíntesis de las plantas y del plancton marino; de modo que al ser afectada la base de la cadena alimenticia lo que sigue son extinciones masivas, los candidatos: los peces de cardumen, los mamíferos marinos como pinípedos, cetáceos y otros, los peces de arrecife. En tierra, los afectados serán los mamíferos vegetarianos y poco después sus depredadores naturales. Probablemente la mayoría de felinos, úrsidos, hiénidos, vivérridos, caninos desaparezcan luego de extinguirse numerosas especies de las que se alimentaban, así como la mayoría de las aves y casi la totalidad de los anfibios, quizá los reptiles pequeños tengan más suerte pero no los caymanes, serpientes y lagartos que habitan desde la Florida hasta los pantanos del Paraguay, otros reptiles a nivel mundial también desaparecerán y prácticamente todas las especies que se encuentran en peligro actualmente.
Los seres humanos probablemente no se extinguirán pero sufrirán enormes mermas en la población y su civilización colapsará, en pocas décadas la población mundial se habría reducido por debajo del 10% debido a la hambruna generalizada, las muertes directas por el impacto del asteroide, y los incendios, inundaciones y terremotos derivados de este. Áreas enteras del mundo se encontrarían desprovistas de población y los sobrevivientes serían tan pocos que su permanencia como población viable estaría en entredicho, ese sería el caso del norte de Sudamérica, devastadas sus selvas y terrenos fértiles por las lluvias de escombros y la falta de luz solar.
El frío glaciar empujaría a los sobrevivientes hacia el trópico. El norte de Europa sería abandonada y los migrantes ocuparían el Mediterráneo, Oriente Medio, el norte de Australia, el norte de África y el sur de Asia; el área de Texas, California y parte de Florida sería el lugar de destino de los sobrevivientes en las américas. El planeta se recuperaría miles de años después luego de una ola de extinciones que podría abarcar el 50-60% de especies marinas y terrestres. Los seres humanos volverían a reorganizar sus sociedades al menos hasta un nivel industrial, aunque también es posible que la merma poblacional sea tan severa que la población sobreviviente sea inviable a largo plazo, en ese caso habrá pasado la página de la historia de los seres humanos, que habría durado mucho menos que el libro de historia del dominio de los dinosaurios.