El problema es que todos critican al especulador sin advertir la contradicción, y es que es un hecho de la vida el que todos especulamos y lo hacemos diariamente, siendo ésta una facultad que toda persona libre puede y debe tener. Pretender erradicar el arte de la especulación es pretender erradicar una característica que nos hace humanos, pues para eliminar la especulación de un ser humano se requeriría erradicar de nuestro código genético los cromosomas responsables por el pensamiento previsorio, es decir por el proceso racional que busca determinar posibilidades y consecuencias futuras a partir de la lectura de información y escenarios presentes. De hecho, la especulación ha sido una herramienta poderosa a la cual le debemos buena parte de nuestra evolución biológica y cultural. Puesto que sólo podemos recordar el pasado y vivir cada instante, como herramienta para imaginar el futuro el ser humano sólo puede hilar teorías sobre éste y actuar en consecuencia, una característica que nos distingue de los animales. Así, el proceso mental que llamamos especulación es vital y no puede subvertirse sin usar la violencia o coerción, mecanismos cada vez más terribles cuanto más efectivos (el asesinato es la garantía del fin de toda posibilidad de especular como de respirar o actuar en cualquier sentido).
En la vida diaria especulamos sobre nuestras posibilidades futuras en base a nuestras condiciones presentes ¿hay alimentos hoy y sobra para mañana? ¿el dinero que gano me permitirá comprar un auto? ¿si vendo todas mis existencias muy barato hoy podré disponer de ventas y dinero futuros? ¿si estudio una carrera con mucha demanda laboral podré pagar la deuda que financiará mis estudios? ¿si la cosecha es más pequeña que la tasa de consumo normal podré mantener existencias aumentando el precio hasta que cambie la cantidad en las siguientes cosechas? estas son mas o menos los dilemas que muchos nos hacemos a diario intentando dar solución a problemas futuros, especulación.
La especulación motiva decisiones que resultan en acciones. Comúnmente los productores y comerciantes lidian con estos dilemas sobre cada producto o servicio de su negocio, si la cosecha parece que será escasa elevan el precio para mantener existencia del producto por más tiempo, si la cosecha será muy abundante reducen el precio para evitar quedarse con existencias sin vender y que en muchos casos se deprecia aún más si no se la vende diligentemente. Sucede con el software y sucede con la humilde papa colocada en el mercado, sucede en el mercado del pueblito de San Genaro como en la bolsa de valores de Nueva York. Los precios en su conjunto forman entonces una especie de "Internet" de señalizaciones que muestran la abundancia o escasez de millones de productos de diversa naturaleza, nivel de valor agregado, forma, color, tamaño y usos.
Desde luego la idea de abundancia o escasez de un producto varía de acuerdo a que tan valorado es tal producto pues no todos los bienes creados tienen la misma valoración. Así que en realidad los especuladores (o sea, todos) no ponen el precio que les da la gana sino el que los consumidores en su conjunto podrían pagar, si los consumidores estiman que el arroz es de gran valor entonces este alcanzaría precios similares al de la onza troy de oro por gramo si su existencia fuese muy escasa (imaginemos la destrucción global súbita de casi toda cosecha de arroz), si por el contrario las papas dejan de ser interesantes para todos los consumidores, éstas perderían valor hasta acercarse al del valor de la arena de la calle, casi ninguno, ambas sumas de valoraciones individuales nos dan un promedio que se refleja en el precio. Sistema de precios mediante, los especuladores logran un beneficio social insospechado, no pretendido ni centralmente organizado: que las existencias de productos en el mercado estén garantizadas para un mayor número de consumidores. Sin especuladores leyendo valoraciones de los consumidores y tomando decisiones sobre precios sobrevendría la escasez general, la hambruna, el saqueo y el desastre.
Siendo entonces los precios un sistema de información y comunicación sobre valoraciones de miles de individuos sobre miles de productos, cualquier intervención del gobierno sobre este sistema es un acto de CENSURA, es decir, un acto de amenaza de uso de la violencia contra los individuos por comunicar pensamientos (precios) entre sí. La sola publicación de una "lista oficial" de precios es un acto de arbitrariedad, es un acto de imposición sobre los individuos sobre qué debería venderse a qué precio, arrasando con el razonamiento, expresiones y decisiones libres de los individuos. La incautación de productos a los comerciantes y productores es un acto de pillaje que el gobierno comete contra los ciudadanos utilizando la violencia mediante puñetes, gendarmes, perros, carros antimotines, toletes, armas de fuego, etc. El arresto de comerciantes por el "delito" de especulación es de hecho un atentado contra la libre expresión, contra la libertad, contra la propiedad privada y contra la vida en definitiva, es una salvaje vulneración de las libertades individuales. Y todas estas acciones violentas por parte del gobierno arruinan a las sociedades, generan carestía, arruinan a las familias y erosionan las libertades individuales y el progreso general.
En realidad, les debemos a los especuladores nuestra calidad de vida, la posibilidad de seguir viviendo en el futuro y que nuestros descendientes tengan pan y leche en su mesa, libros en el estante, ropa en el armario y techo bajo el cual dormir.